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324 LÁZARO IRIARTE 1. PROYECCIÓN EUROPEA DE LA JUVENTUD DE FRANCISCO Sin tener en cuenta la opinión, poco consistente, que atribuye a Francisco una ascendencia francesa por parte de la madre Pica, es probable que hubiera acompañado a su padre, el mercader Pedro Bernardone, en sus frecuentes viajes por Francia y Flandes, de donde importaba los tejidos para su actividad comercial. En esos viajes habría aprendido el «francés», lengua en la cual, según las fuentes biográficas, cantaba o recitaba en los momentos de fervor extraordina– rio (1 Cel 16; 2 Cel 13, 127; TC 10, 16, 24, 33). Muy probablemente se trataba de la lengua provenzal, que era la de los trovadores. En efecto, la literatura y el arte trovadorescos constituían la cultura de masas de entonces, y fue la del joven Francisco. 1 Ahora bien, es sabido que la cultura de la gaya ciencia y del amor cortés era propia del área caballeresca, de impronta feudal y noble, ambiente poco apropiado a las inquietudes populares de donde surgían los movimientos evangélicos. No obstante, para adoptar tal cultura no era necesario salir de Umbría: los trovadores y los juglares recorrían constantemente las ciudades y los castillos. Además, no habría sido Pedro Bernardone quien propusiera al hijo el modelo de los pobres de Lyon y de otros que él habría quizá encontrado en sus viajes. Con todo, Francisco, en la despreocupación en que vivía antes de su conversión, estaba lejos de dejarse atraer por la propuesta de una vida de penitencia y de pobreza. «Cautivaba la atención de todos y se esforzaba en ser el primero en pompas de vanagloria, en los juegos, en los caprichos, en palabras jocosas y vanas, en las canciones y en los vestidos suaves y cómodos; y aunque era muy rico, no estaba tocado de avaricia, sino que era pródigo... » (1 Ccl 2). 2. FRANCISCO DESCUBRE EL MISTERIO DE LA POBREZA La pobreza real tiene un rostro personal; la pobreza no existe, existen los pobres. En el Evangelio no se habla nunca de la pobreza, sino que se habla noventa y cinco veces de los pobres. Antes de hacer de la «altísima pobreza» el compromiso central del seguimiento de Cristo, Francisco descubrió al pobre. El itinerario de su conversión comenzó cuando su corazón se abrió a la compasión por los indigentes. Ya antes era generoso en dar limosnas, bien por 1 F. X. CHERJYAPATTAPARAMBIL, Fmncesco d'Assisi e i tmoatori, Perugia 1985.

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