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126 JULIO MICÓ, OFMCAP Soy del parecer que el diálogo es importante para el caminar de nuestra Fraternidad porque forma parte de su estructura y de su misión. La Asamblea de Superiores Generales nos dicen en sus conclusiones que «están convencidos de que el diálogo es una condición indispensable para revitalizar hoy la vida religiosa. (... ) Ya que tenemos una experiencia privilegiada de diálogo a través de la vida fraterna (VC 74), estamos invitados a abrirnos al diálogo con los demás y llamados a ser artífices de comunión y colaboración dentro de la Iglesia». Aunque se refieren a la vida religiosa en general, creo que son iluminadoras para nuestra Fraternidad Capuchina. La necesidad de una constante conver– sión coloca al diálogo en una situación de privilegio, puesto que se requiere constantemente de él para que la Fraternidad evolucione y se consolide. La referencia a Francisco no sólo como un hombre dialogante sino también con– vertido en diálogo nos pone en el compromiso de asumir la comunicación como un elemento importante en nuestro Proyecto. Y eso nos lleva a cultivar ei diálogo como una característica de nuestra misión. Si algo se nos pide que signifiquemos es el de ser una Fraternidad transparente y abierta que comprenda y acepte la realidad de su entorno porque a través de esta realidad se le ofrece el modo de responder de forma actualizada a la llamada, siempre actual, que nos hace el Señor para que le sigamos. Poder trabajar por eso que nos apasiona -ser una Fraternidad dialogan– te- es un motivo de satisfacción, pero también una tarea que nos compromete a sentirnos ilusionados, de una forma realista, por llevarla adelante como forma de servicio a los demás. ¿Queremos ser dialogantes?

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