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114 JULIO MICÓ, OFMCAP esta situación como parte de su seguimiento en pobreza al Jesús de su Proyecto evangélico (2 Cel 207). El diálogo de Francisco con Clara y sus hermanas, a pesar de estas nubes que empañaron el encuentro, indica la tenacidad del santo por llevar adelante un modo de relacionarse que resultaba gratificante y fecundo pero que choca– ba con la incomprensión de muchos que no podían sospechar que se llevara con la limpieza y la trasparencia de dos amigos que se aman y se respetan. Francisco no trata de cortarlo, pero a cambio de mantenerlo tiene que pagar el peaje de la espontaneidad y la cercanía continuándolo desde la distancia. 7. Los SEGIARES Las relaciones de Francisco desbordaban también la Fraternidad de Clara y sus hermanas, llegando hasta los seglares. Era un modo de comunicar la convicción de la importancia del diálogo. Si el comienzo de éste por parte del Señor le había descubierto un mundo de valores que ignoraba, ahora se sentía obligado a compartirlo no sólo con su Fraternidad sino con todos los demás hombres. Las noticias que tenemos de las relaciones de Francisco con los seglares nos vienen filtradas por sus biógrafos, lo cual no deja de ser un inconveniente por cuanto los relatos responden a una intencionalidad determinada. Las relacio– nes más fuertes se establecen con personajes de la nobleza -ya hemos mencio– nado a Jacoba, aunque también están el conde Orlando de Chiusi, que le regaló el monte Alvernia- pero nunca se dan con gente humilde y pobre; a estos se les ofrece solidaridad y ayuda, pero no amistad. Un ejemplo de ello es el Tratado de los milagros de Tomás de Celano. En él aparece con claridad el tipo de relación existente entre Francisco y la gran masa de gente humilde y pobre. La confianza con el santo viene reflejada por la exposición de necesidades que buscan remedio. Se sale al encuentro de Francisco desde la propia menesterosidad, seguros de que encontrarán una respuesta adecuada a sus carencias; mientras que la actitud de Francisco se manifiesta en el empeño y la ternura por satisfacer sus peticiones, que no son más que el signo de un deseo más amplio de felicidad y dicha. Sin embargo están los grupos de «penitentes» que se acercan a su círculo de influencia, la Fraternidad, y con los que sí debió mantener una relación especial. De extracción y formación laical él mismo, ha permanecido laico en muchas formas de sentir y de expresarse, por lo tanto Francisco orienta su misión evangelizadora prioritariamente, aunque no de forma exclusiva, hacia los laicos.

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