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EL CARISMA FRANCISCANO DE ASÍS 241 trasta la parquedad en el vestir de los hermanos, reduciéndose a dos túnicas, cuerda y calzones. Celano, en su tendencia a poner proféticamente en boca de Francisco lo que ocurría en su tiempo, dice que «no quiere que los hermanos tengan en ningún caso más de dos túnicas; concede, sin embargo, que éstas puedan reforzarse cosiéndoles algunos retazos. Manda que se tenga horror a los paños finos, y a los contraventores censura acremente ante todos; y para confundirlos con el ejemplo, cose sobre la propia túnica un tosco retal de saco. Aun a la hora de la muerte misma, pide que la túnica de mortaja esté cubierta de tosco saco. Permitía, con todo, a los hermanos, a quienes asistía una razón de enferme– dad o necesidad, llevar sobre la carne una túnica más blanda, pero con tal de que el hábito exterior fuese áspero, y vil. Pues decía: «Vendrán días en que en tal grado se suavizará el rigor, dominará la tibieza hasta tal punto, que los hijos de un padre pobre no se avergonzarán ni en lo más mínimo de usar incluso paños de la calidad de la escarlata, distintos sólo en el color.» (2 Cel 69). El hábito, en resumen, que es el signo de consagración a Dios, al mismo tiempo que expresa la pertenencia a la Fraternidad; de ahí que privar a un hermano del hábito, como indica la Regla de 1221, signifique la expulsión (1 R 13, 1). (Continuará)

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