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240 JULIOMICÓ franceses vestían de este modo. De Roberto de Arbrissel se dice que iba siempre con los pies descalzos y vistiendo ásperas túnicas de saco. 161 Bernardo de Thiron y sus seguidores llevaban hábito monástico, pero tan vil, burdo y peloso, que más se parecía a las ovejas, cuya lana se había tomado para confeccionar la tela, que al hábito de otros monjes. 162 Vital de Savigny andaba también descalzo y pobremente vestido. 163 De Norberto de Xant, fundador de los Premostratenses, dice su biógrafo que, habiendo repartido sus bienes a los pobres, iba vestido con una sola túnica de lana y los pies descalzos. Su programa era el Evangelio y, a imitación de los Apóstoles, no llevaba ni calzado, ni alforja ni dos túnicas. 164 Los Movimientos evangélico-pauperísticos, a partir del texto de la misión de los Apóstoles, adoptan de forma unánime la norma sobre el vestido. Los grupos menos radicales se contentarán con prescribir vestidos humildes, pero los más radicales llevarán a la práctica literalmente el texto evangélico antes mencionado, llegando algunos hasta el extremo de negar la salvación a los que utilizaran más de una túnica. Esta actitud de pobreza orgullosa o autosuficiente asoma, en cierto modo, en la Carta que dirige san Bernardo a su sobrino Roberto, ironizando su vuelta al monasterio de Cluny: «¿La salvación -dice- se asegura mejor buscando la vanidad de los trajes que la modestia de los vestidos? Si las mórbidas y tibias pieles, si los finos y preciosos paños, si las largas mangas y los amplios capuchos, si las sobrevestes de animales salvajes o el blanco tejido hacen el santo, ¿por qué me entretengo aquí en vez de seguirte yo también?» 165 Francisco, por el contrario, advierte y exhorta a los hermanos que «no desprecien ni juzguen a quienes ven que se visten de prendas muelles y de colores y que toman manjares y bebidas exquisitos; al contrario, cada uno júzguese y despréciese a sí mismo». El seguimiento de Cristo pobre no es una carga pesada que haga surgir la envidia de los que viven de otro modo. El ser pobre es una gracia que concede el Señor, por eso debemos aceptarla con alegría. La descripción del vestido presentado por la Regla responde a la tradición de los Movimientos evangélico-pauperísticos, distinguiéndose, por lo tanto, de los usados por los monjes. 166 En comparación con el traje monástico, con- 161 MrGNE, PL 162, 1.052. 162 MIGNE, PL 172, 1.410. 163 Anal. Boll. I, 380. 164 Mg. SS. XII, 674 s. 165 MIGNE, PL 182, 72. 166 Regla de S. Benito, 55, 4-14; Santo Domingo de Guzmán, 753.
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