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EL CARISMA FRANCISCANO DE ASÍS 233 dad este texto formaba parte del Propositum de 1210, 137 pues Francisco mismo dice en su Testamento que, después de haberlo probado el Papa, «los que venían a tomar esta vida, daban a los pobres todo lo que podían tener» (Test 16). La Regla de 1221 conserva este mismo texto, añadiendo otros que indican también la radical elección del reino y las consiguientes renuncias, entendidas como el único modo viable de «seguir la doctrina y las huellas de nuestro Señor Jesucristo». 138 Para Francisco está claro que el Evangelio sólo se puede vivir desde la pobreza; de ahí que los iguale casi hasta identificarlos, como en el Testamento a Clara, en el que aparece su firme voluntad de «seguir la vida y pobreza de nuestro altísimo Señor Jesucristo y de su santísima Madre y perseverar en ella hasta el fin; y os ruego, mis señoras, y os aconsejo que viváis siempre en esta santísima vida y pobreza» (UltVol ls.). La renuncia a los bienes es, pues, una opción radical de entrega a Dios, 139 el signo de haber tomado el Evangelio como norma de vida (EP 107), por eso califica de «carnal» la actitud del hermano que, al ingresar, repartió sus bienes entre sus familiares, en lugar de dárselos a los pobres (2 Cel 81). El gesto de comenzar la vida de conversión con el desprendimiento de los bienes en favor de los pobres 140 forma parte de la actitud con que leen y viven el Evangelio los grupos pauperísticos. 141 Así, Pedro Valdo y sus compañeros exponen en su profesión de fe en 1180: «Yo, Valdo, y todos mis hermanos(. .. ) hemos decidido ser pobres hasta el punto de no preocupar- 137 Además de ser un texto reiterativo en Francisco, lo toman todos los que han intentado recomponer el Propositum. Cf. nota 14. 138 1 R 1, 1 s. Cf. S. LEGASSE, L'appel du riche, París 1965; T. MATURA, El radicalismo evangélico, Madrid 1980, 96 ss. 139 Se deduce de las citas de la nota 136; para seguir a Jesús hace falta haberlo dejado todo. 140 Aunque ya aparece como una posibilidad en La Regla de S. Benito 58, 24, y también en las Costumbres de la Cartuja, Maestro Bruno, 352, es, sobre todo, en los Movimientos pauperísticos, donde se aplica con radicalidad; cf. K.-V. SELGE, «Die Armut in den nichtrechtglaubigen religiosen Bewegungen des 12. Jahrhunderts», en La poverta del seco/o XII, 179-216. 141 Cf. H. GRUNDMANN, Movimenti religiosi, 15 ss.; en general, los Movimientos pauperísticos medievales se remiten al comportamiento apostólico (cf. G. THEISSEN, Sociología del movimiento de Jesús, 17), conllevando cierta agresividad; sin embargo, en la actitud pobre de Francisco no aparece este matiz. Cf. S. DA CAMPAGNOLA, La poverta nelle «Regulae», 217-253; R. MANSELLI, «La poverta nella vita di Francesco d'Assisi», en La poverta del seco/o xn, 255-282.

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