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SEMBLANZA DEL P. LÁZARO IRIARTE (1913-1997) 287 deliciosa anécdota me sale al paso. El padre Lázaro aprendió a escribir a ordenador a los 83 años... Y lo hermoso es que lo aprendió «per non dar fastidio agli altri», según me contaba el rector del Colegio Internacional, que lo había oído de labios del mismo padre Lázaro. Se había resistido, contento con su máquina eléctrica; pero vio que le pedían los trabajos en disquetes, y con espíritu fresco se puso a aprender. La factura del ordenador dice que fue comprado en febrero de 1997. Un día bajó triunfante al comedor y dijo -según me lo hizo saber la señora de la cocina-: «Alla fine ho domato il computer>>, «Por fin he logrado domar el ordenador». Para domar aquella bestiecilla -su ordenador era portátil y viajero, aunque no sé si logró pasearlo por algún aeropuerto, si bien las intenciones claras estaban- tenía a mano, en la carpeta de la mesa-escritorio, un folio de órdenes principales de los mandos (fruto quizás de las lecciones del maestro padre José Joaquín Cía, de la Curia gene– ral). Desde entonces, en los meses anteriores a su muerte, sus notas fueron del teclado a la pantalla y de la pantalla a la impresora. Fue un estudioso e impertérrito escritor, decíamos. Y otras cosas más tendríamos que añadir al caudal de informaciones dadas, porque apenas nada hemos dicho de los congresos en que participó como conferenciante activo, y no hemos mencionado el plan de las obras de los Místicos Franciscanos, un gran proyecto del cual él era uno de los del Consejo de redacción, según nos informaba nuestro Boletín Oficial (1996, 285). Fue un profesor disciplinado, sí; pero fue un apóstol en directo que por la palabra viva quiso comunicar espíritu y vida. Invitamos al lector de esta semblanza que, aun a vista de pájaro, haga un recorrido por estas listas de ministerios que a modo de apéndice ponemos a este escrito. ¿Cuántos Ejercicios dio el padre Lázaro? Ahí está la lista. ¿Qué países recorrió, cuántas semanas y cursos de espiritualidad dirigió? Pase el lector a la segunda lista. Son notas que para sí mismo -pensamos que no por otra finalidad- escribió el padre Lázaro, y que felizmente quedaron en sus carpe– tas. Uno queda abrumado por ese cúmulo de actividades, sin secretario, producción directa suya, si bien en torno a los temas que fueron centro de sus investigaciones y de su vida. Y otra pregunta para pensar: ¿Qué se puede hacer a los 80 años? Descansar y leer... en una reposada y bien merecida jubilación. El padre Lázaro, con buena salud, disfrutó de su ancianidad (Bodas de Oro de vida religiosa, Jubileo sacerdotal. .. ) trabajando; siguió adelante como si nada hubiera pasa– do... y ahí está, como brillante Diploma de Honor, ese elenco de actividades realizadas el año 1993, cuando él festejaba su ochenta aniversario. Eso sí que es un Monumento al Jubileo.
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