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284 RUFINO M. GRÁNDEZ creo que en 1973 ó 1974, cuando ella tenía a su cargo la formación de las numerosas novicias. (. .. ) Fue en 1977, con ocasión de celebrar sus 25 años de vida religiosa, cuando me escribió pidiéndome, con gran humildad, que yo la recibiera como hija espiritual... Lamento no haber conservado sus cartas(. .. ). Al principio de cada año trazaba su plan de vida interior, que me mandaba para recibir mi conformidad(. .. ). Por mi parte y después de mi experiencia de más de diez años como consultor de la Congregación de las Causas de los Santos, creo poder afirmar que, según el concepto que me formé de su excep– cional vida interior y de su conducta en situaciones delicadas, y a la vista de sus escritos personales, hay fundamento suficiente para iniciar y llevar adelan– te los trámites necesarios en orden a la canonización de esta sierva de Dios.» Estas frases las entresacamos de un escrito fechado en Frascati, 14 de agosto de 1995, y que lleva por título Perfil espiritual de la Madre Margarita M. de la Cruz. Un año después, en su historia de las Capuchinas, escribía: «Margarita María Macotela Durán (1936-1985). Abadesa del monasterio de Tecamachalco. Religiosa de rica vida interior y de caridad evangélica. Está para iniciarse el proceso diocesano en orden a la canonización» (Las Capuchinas, 231). PoR EL HONOR DE OTRA CAPUCHINA: MARÍA CosTANZA PANAS (1866-1963) María Costanza Panas es otra hermana nuestra cuya vida y escritos no han transcendido por ahora a los capuchinos del área hispánica. De ella escribió el padre Lázaro en su historia de las capuchinas: «Del monasterio de Fabriano, donde fue maestra de novicias y abadesa. Religiosa de elevada cultura, pero sobre todo de profunda experiencia contemplativa, no sólo fue guía acabada de sus hermanas de comunidad, sino de mucha gente, aun de sacerdotes, a través de la reja conventual y mediante numerosas publicaciones» (Las Capu– chinas, 231 ). De María Costanza Panas escribió el padre Lázaro, por encargo de la Postulación de la Orden, la «Informatio sulle virtü, doni carísmaticí e grazie straordinaríe, non che sulla fama di santítá», un estudio de 85 páginas, para com– pletar la Posítio super vírtutíbus, que actualmente está en prensa. EN TORNO A LA FAMILIA CAPUCHINA Y FRANCISCANA Desde joven el padre Lázaro tuvo frecuente relación, como otros herma– nos, con la Terciarias Capuchinas, que de hace tantos años hemos conocido en Burlada. Con el tiempo este influjo se amplió en su radio de acción con ejercicios espirituales y semanas de formación en distintos países; él estuvo muy cercano con asesoramiento en la elaboración de las nuevas Constitucio– nes, y a él se le pidió consejo en capítulos generales. A la hora del centenario de
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