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EL CARISMA DE FRANCISCO DE ASÍS 215 pobres con los pobres era vista por la jerarquía como un deshonor para el estado eclesiástico. 279 Dentro de este ambiente hay que colocar el Movimiento franciscano que opta por un tipo de vida al servicio de los demás, pero también a sus expensas. La práctica de la mendicidad sufrió una evolución paralela a los demás elementos fundamentales de la Fraternidad, por eso es necesario analizar su desarrollo. El grupo primitivo admitía en su programa la limosna como medio de subsistencia, pero la dedicación más continua al trabajo manual y su movili– dad itinerante lo convierten en algo subsidiario que no supone molestia para los fieles y puede ser entendida como expresión configurante de minoridad. La Regla de 1221 dedica un capítulo a la petición de la limosna considerándola como necesaria a un grupo que, a pesar de trabajar algunos, no recibe lo suficiente para mantenerse y que, por eso mismo, adopta un sentido religioso de desvalimiento hasta el punto de convertirle en derecho de los pobres. El texto dice así: «Empéñense todos los hermanos en seguir la humildad y pobre– za de nuestro Señor Jesucristo, y recuerden que nada hemos de tener en este mundo, sino que, como dice el Apóstol, estamos contentos teniendo qué comer y con qué vestirnos. »Y deben gozarse cuando conviven con gente de baja condición y despre– ciada, con los pobres y débiles, y con los enfermos y leprosos, y con los mendigos de los caminos. »Y cuando sea menester, vayan por limosna. Y no se avergüencen, y más bien recuerden que nuestro Señor Jesucristo, ei Hijo de Dios vivo omnipotente, puso su faz corno piedra durísima y no se avergonzó; y fue pobre y huésped y vivió de limosna tanto Él como la Virgen bienaventurada y sus discípulos. Y cuando los hombres los abochornan y no quieren darles limosna, den por ello gracias a Dios, pues por los bochornos padecidos recibirán un gran honor ante el tribunal de nuestro Señor Jesucristo. Y sepan que el bochorno no se imputa a los que lo padecen, sino a los que lo causan. Y la limosna es la herencia y justicia que se debe a los pobres, adquirida para nosotros por nuestro Señor 279 Los Statuta Capitulorum Generalium de los Cistercienses traen varios casos de sanciones contra monjes que habían mendigado de puerta en puerta y en las iglesias, e incluso contra un abad que había enviado a mendigar a uno de sus monjes; d. J.-F. GooET, «El papel de la predicación en la evolución de la Orden de los Hermanos Menores según los escritos de S. Francisco», en Sel Fran 22 (1979) 105. También el arzobispo de Lyon prohibió a Pedro Valdo mendigar en dicha ciudad por las quejas que le llegaban de la misma esposa de Valdo (H. GRUNDMANN, Movimenti relif{iosi, p. 58) y en 1219 los Sínodos de París y Rouen todavía afirmaban que sería una injuria para el Señor y el estado religioso obligar a los frailes a la mendicidad (K. EssER, La Orden franciscana, p. 202).

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