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214 JULIO MICÓ embargo no se puede descartar del todo que la apropiación de la Regla no tenga también esta matización jurídica, puesto que los frailes intelectuales y el mismo Hugolino, que participaron en su composición, tenían esta mentalidad y la interpretación así. 274 2. Y, CUAL PEREGRINOS Y FORASTEROS EN ESTE SIGLO, QUE SIRVEN AL SEÑOR EN POBREZA Y HUMILDAD, VAYAN POR LIMOSNA CONFIADAMENTE. Y NO TIENEN POR QUÉ AVERGONZARSE, PUES EL SEÑOR SE HIZO POBRE POR NOSOTROS EN ESTE MUNDO. El reducido grupo de trabajadores que, además, no debían exigir remune– ración alguna por su labor, era insuficiente para proveer lo necesario en una Fraternidad cada vez más numerosa. Por eso hacía falta el recurso diario a la limosna pedida de puerta en puerta. Esta práctica es justificada por la condi– ción de peregrinos y extranjeros 275 que deben adoptar los hermanos, pero que en realidad ya tomando, cada vez más, un matiz espiritual que sustituye al real. El evangelismo peregrinante es propio de los Movimientos medievales. 276 Por eso, servir al Señor en pobreza y humildad, sintiéndose peregrinos y extranjeros, es el núcleo del carisma franciscano,2 77 y a esta actitud menor se apela a la hora de vencer el sonrojo de la mendicidad, aduciendo el ejemplo de Cristo que se hizo pobre por nosotros. Vivir de limosna es una constante de los Movimientos religiosos paupe– rísticos entregados a la predicación del Evangelio y al trabajo manual no remunerado. 278 No obstante, esta deducción del ejemplo de Cristo haciéndose 274 El episodio de la casa de Bolonia que el cardenal Hugolino dice ser suya para que puedan volver los frailes indica esta mentalidad; cf. L. DE AsPuRZ, «Appropiatio», p. 29. 27 " Cf. O. VAN AssELDONK, «Las Cartas de S. Pedro en los escritos de S. Francisco», en Sel Fran 25-26 (1980) 119. 276 Norberto de Xant, fundador de los Premostratenses, se considera «peregrino y huésped sobre la tierra», y como él, todos los predicadores itinerantes; cf. MG SS., XII, 676; H. GRUNDMANN, Movimenti religiosi, p. 28 ss. 277 Cf. C. Ch. BILLOT, La «marcha» según los escritos de S. Francisco, pp. 281-296. 278 El predicador itinerante Bernardo de Thiron fue autorizado por el Papa a vivir de las limosnas de aquellos a quienes predicaba (MIGNE, PL 172, 1403). Igualmente S. Bernardo dice de Enrique de Laussana, no sin cierta ironía, que hecho itinerante y apartado de los negocios, predicaba el Evangelio para poder comer (Recueil des Historiens des Gaules et de la France, de L. DELISLE, París 1869, XV, 598). De Roberto de Arbrissel cuenta su biógrafo que salía para buscar comida (MIGNE, PL 162, 1053) y en la Regla de los monjes de Grandmont se establece que dos de los hermanos salgan a pedir limosna por los molinos y casas particulares como los demás pobres (MIGNE, PL 204, 1145).

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