BCCCAP00000000000000000001486

218 JULIO MICÓ 3. ESTA ES LA EXCELENCIA DE LA ALTÍSIMA POBREZA, LA QUE A VOSOTROS, MIS QUERIDÍSIMOS HERMANOS, OS HA CONSTITUIDO EN HEREDEROS Y REYES DEL REINO DE LOS CIELOS, OS HA HECHO POBRES EN COSAS Y OS HA SUBLIMADO EN VIRTUDES. SEA ÉSTA VUESTRA PORCIÓN, LA QUE CONDUCE A LA TIERRA DE LOS VIVIENTES. ADHERIDOS ENTERAMENTE A ELLA, HERMANOS AMADÍSIMOS, POR EL NOMBRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, JAMÁS QUERÁIS TENER NINGUNA OTRA COSA BAJO EL CIELO. Si el contenido de este himno a la pobreza puede atribuirse a Francisco, la forma no responde a su forma de redactar. Está demasiado bien construido estilísticamente para que pueda ser suyo; incluso su densidad teológico-bíbli– ca no tiene paralelos en los demás Escritos, 284 por lo que hay que admitir, concretamente en este fragmento, la colaboración de peritos en la puesta a punto de la Regla. 285 La pobreza absoluta que necesita, incluso, de la mendicidad es cantada aquí como herencia y porción que conduce a la tierra de los vivientes. La exaltación de la pobreza como virtud fundamental y característica del franciscanismo toma pie, en todo lo escrito sobre el Santo, de este himno. Pero hay que acercarse a sus Escritos para comprobar si, efectivamente, fue algo fundamen– tal en su espiritualidad o, por el contrario, se queda simplemente en un himno. La tradición pauperística ponía a Francisco en una situación tal que le condicionaba la inteligencia del Evangelio a partir de una pobreza absoluta. La radicalización de esta virtud le induce a ooner en el mismo nlano a Cristo. Pl .l. J. -- --, ~ Evangelio y la pobreza, de modo que no se trata ya de una simple virtud, sino de una opción por el Evangelio o seguimiento de Cristo. En el breve testa– mento enviado a las Clarisas, poco antes de su muerte, reafirma su voluntad de «seguir la vida y la pobreza de nuestro altísimo Señor Jesucristo y de su santísima Madre y perseverar en ella hasta el fin; y os ruego, mis señoras, y os aconsejo que viváis siempre en esta santísima vida y pobreza» (UltVol 1 s.). Igualmente le aconseja a fray León que «se comporte, con la bendición de Dios y su obediencia, como mejor le parezca que agrada al Señor Dios y siga sus huellas y pobreza» (CtaL 3). La pobreza de la que habla aquí Francisco es algo más que la ausencia de bienes y comodidades. Se trata de la misma vida de Cristo ofrecida como don a Francisco y sus hermanos 286 y que éstos tratan de seguir humildemente. Por 284 Cf. J. GARRIDO, La forma de vida, p. 224. 285 Cf. L. HARDICK, I.,a regla franciscana, p. 409. 286 2 Cel 17.74. Cf. L. DE AsPURZ, La «Altísima pobreza» ... , p. 5 ss.; K. EssER, «"Mysterium paupertatis". El ideal de pobreza en S. Francisco», en Temas espirituales, p. 88 SS.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz