BCCCAP00000000000000000001482

ALGUNOS RASGOS TÍPICOS DE LA ESPIRITUALIDAD DE FRANCISCO... 129 - Misterio de la Iglesia (S. 9, 12; 14, 7-8). - Retorno final (S. 6, 16; 7, 11). 6 Evidentemente, para Francisco el término «pasión del Señor» no tiene ese sentido restringido que lo limita al sufrimiento de Cristo en su Pasión y muerte, sino que siempre está, unida a la pasión, la resurrección, tal como claramente aparece en el Salmo 6, 10-11, que celebra la muerte y dolor de Cristo y, acto seguido, la resurrección y glorificación.7 Parece probable que el Oficio de la Pasión, en la opinión de algunos estudio– sos, ha sido de alguna forma el resultado de aquel Cristo crucificado y glorioso, que le habló en San Damián, que dejó el corazón de Francisco marcado con su imagen y que lo envió al mundo a ser testigo del misterio que él describe en el oficio con las palabras «Dominus regnavit a ligno», es decir, el misterio de un Cristo– Señor, «que sufre, muere y resucita, asciende a los cielos a la derecha del Padre de donde vendrá a juzgar, un Cristo Cordero de Dios, que se une íntimamente a la voluntad del Padre Santo, Santísimo, invitando a todas las criaturas, hombres, ángeles, el cosmos, a bendecir, alabar y agradecer por el Bien de la salvación». 8 Hay que tener en cuenta que este oficio no es, ni en la práctica ni en la mente de Francisco, una forma de oración exclusiva de los días o ciclo de Cuaresma, sino de todo el año, puesto que «la piedad de Francisco» le impulsa a volver constantemente a lo que constituye la cumbre de la revelación de la bondad de Dios hacia nosotros: «No hay amor más grande que el dar la vida.» 9 Podemos pues vislumbrar o adivinar cómo esta oración de Francisco deberá tener un carácter cargadamente universalista al inspirarse en un miste– rio que tiene como esencial esa nota espiritual, por ser el misterio de la redención universal de la humanidad, incluso de la creación inanimada. Y porque este oficio, como lo eran los demás oficios privados devocionales, era una extensión o prolongación del oficio de la Iglesia, esencialmente oración de toda la Iglesia militante, se puede claramente concluir que Francisco lo hacía unido espiritualmente a toda la comunidad eclesial y a toda la humanidad. «El Oficio de la Pasión resulta una verdadera celebración "litúrgica" so– lemne y universal, en torno a Cristo y su Madre, rodeada de toda la creación 6 I. E. MoTTE-G. HEGO, La Pascua de San Francisco, pp. 115-117. 7 I. E. MorrE-G. HEGO, La Pascua de San Francisco, p. 114. 8 O. VAN AssELDONK, La lettera e lo spirito, vol. 6, p. 646. 9 I. E. MorrE-G. HEGO, La Pascua de San Francisco, pp. 105-106.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz