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JESÚS M.ª BEZUNARTEA, OFMCap ALGUNOS RASGOS TÍPICOS DE LA ESPIRITUALIDAD DE FRANCISCO DE ASÍS EN LA PRIMERA PARTE DEL OFICIO DE LA PASIÓN PRÓLOGO Una de las características más interesantes de la mayoría de los santos, si no de todos, es esa manera sencilla e impredictible para salirse de los esque– mas convencionales, enriquecidos como están por esa sabiduría, que no es fruto del estudio escolástico o académico, sino de su oración contemplativa y de la acción del Espíritu de Dios. Esto lo observamos claramente en la persona y vida de san Francisco de Asís, que personalmente se confiesa indocto e idiota, pero que a través de su vida, según los testimonios de los biógrafos, y a través de sus escritos nos manifiesta una sabiduría de profundidad teológica no común e incluso un conocimiento de la Sagrada Escritura, que difícilmente se puede adquirir sin muchas horas de lectura o de estudio. Sin embargo, ninguno de los biógrafos de Francisco de Asís nos dice que él hubiera dedicado expresamente tiempos continuos o períodos de su vida al estudio de ninguna de las ramas de la ciencia eclesiástica. Más aún, el mismo Francisco se excluye del grupo de los teólogos, conocedores de las «santísimas palabras divinas», cuando en su Testamento (v. 13) recuerda que a ellos «debemos tributar honor y venera– ción», mientras que en otra ocasión, clara y enérgicamente, exhorta a sus frailes a estar en guardia contra el deseo de «saber únicamente las palabras e interpretarlas para los otros» y «no quieren seguir el espíritu de la escritura divina» (Adm 7). Con esta breve reflexión queremos introducir la figura de Francisco de Asís, como aquel hombre sabio que construye su casa sobre roca porque escucha la Palabra y la pone por obra porque, usando sus mismas palabras, «el espíritu de la escritura divina da vida a aquellos que no atribuyen al cuerpo la letra que saben o desean saber, por mucha que sea, sino que la devuelven, con la palabra y con el ejemplo, al altísimo Señor Dios, de quien es todo bien» (Adm 7, 4). Y teniendo presente estos principios o ideas básicas sobre la actitud de Francisco ante la ciencia y el conocimiento de las cosas divinas, no nos extrañará descubrir a través del estudio del Oficio de la Pasión, que él compu-

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