BCCCAP00000000000000000001481

EL CARISMA FRANCISCANO DE ASÍS 25 uso del dinero es algo que se podía realizar dentro de un contexto determina– do, como era el de los orígenes, pero que en el dinamismo de la evolución estaba condenado a la impracticabilidad. De hecho ya se comienza haciendo una excepción con los enfermos, y si no se multiplicaron estas excepciones fue porque se echó mano de la ficción jurídica de los «amigos espirituales» que, en realidad, venían a confirmar la imposibilidad de vivir sin dinero¡ pero esto ya lo veremos más adelante. Los biógrafos, como es natural, reflejan esta característica de la Fraterni– dad de negarse a recibir dinero. La justificación de no aceptarlo como los demás pobres radica en que su pobreza no es tan pesada como la de ellos porque la consideran una gracia de Dios (TC 39). Sin embargo, no siempre aparece motivada teológicamente; los ejemplos que trae Celano sobre las ridículas correcciones que solía hacer Francisco a los que tocaban el dinero, así como el dinero convertido en víboras (2 Cel 65 s. 68), viene referido también por Jacobo de Vitry y se remonta a las Vidas de los Padres del desierto. 229 Estas exageraciones de no tocar tan siquiera el dinero no aparecen en los Escritos de Francisco; simplemente advierte que no se haga uso de él. 2. SIN EMBARGO, ÚNICAMENTE LOS MINISTROS Y CUSTODIOS PROVEAN CON CUIDA– DO SOLÍCITO, POR MEDIO DE AMIGOS ESPIRITUALES, A LAS NECESIDADES DE LOS ENFERMOS Y AL VESTIDO DE LOS HERMANOS, TENIENDO EN CUENTA LOS LUGA– RES, LAS ÉPOCAS Y LAS REGIONES FRÍAS, COMO VEAN QUE LO ACONSEJA LA NECESIDAD; DEJANDO SIEMPRE A SALVO, COMO SE HA DICHO, EL NO RECIBIR DrNERO O PECUNIA La experiencia debió enseñar al Santo lo difícil que era manejar dinero en casos determinados sin extenderlo, poco a poco, a otros no tan necesarios. La Regla de 1221 lo permite «en caso de manifiesta necesidad de los hermanos enfermos» o «en caso de evidente necesidad de los leprosos» (1 R 8, 3.10), aunque en este último caso no quede demasiado claro si la limosna puede ser en metálico. La Regla bulada quita esta posibilidad de que los frailes usen dinero, descargando la responsabilidad de los enfermos y de buscar vestido para los hermanos solamente en los Ministros y Custodios 230 y esto aún por medio de «amigos espirituales». 231 229 Cf. E. FRANCESCIBNI, «La figura dell'eremita nella letteratura latina medioevale», en L'eremitismo in Occidente nei secoli xr e xrr. Atti della seconda settimana internazionale di studio, Milano 1965, p. 566. 230 Sobre el término «Custos» puede verse: L. DE AsruRZ, «La "obediencia caritati– va" en la doctrina de san Francisco», en Est.Fran 70 (1969) 313; R. A. JARA, De Custodi officio in Ordine Fratrum Minorum usque ad annum 1517, Roma 1965. 231 Cf. L. DE AsruRZ, «"Aproppriatio" et "expropriatio" in doctrina sancti Francisci», en Laurentianum 11 (1970) 24; L. HARDICK, La Regla franciscana, p. 426.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz