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24 JULIO MICÓ rechazar la pecunia» (TC 35) viene confirmada por las dos que poseemos. En la de 1221 se prohíbe a los frailes «recibir dinero alguno, ni por sí mismos ni por intermediarios», de los postulantes que entraban a la Orden (1 R 2, 6). Después se determina que los hermanos «por el trabajo puedan recibir todas las cosas necesarias, menos dinero» (1 R 7, 7). Por último, hay un capítulo entero dedicado a prohibir que los hermanos reciban dinero: «El Señor manda en el Evangelio: Mirad, guardaos de toda malicia y avaricia; y también: Precaveos de la solicitud de este siglo y de las preocupaciones de esta vida. »Por eso, ninguno de los hermanos, dondequiera que esté y dondequiera que vaya, tome ni reciba ni haga recibir en modo alguno moneda o dinero ni por razón de vestidos ni de libros, ni en concepto de salario por cualquier trabajo; en suma, por ninguna razón, como no sea en caso de manifiesta necesidad de los hermanos enfermos; porque no debemos tener en más ni considerar más provechosos los dineros y la pecunia 228 que las piedras. Y el diablo quiere cegar a quienes los codician y estiman más que las piedras. »Guardémonos, por lo tanto, los que lo hemos dejado todo, de perder, por tan poquita cosa, el reino de los cielos. »Y si en algún lugar encontráramos dineros, no les demos más importancia que al polvo que pisamos, porque vanidad de vanidades y todo vanidad. »Y si acaso -¡ojalá no suceda!- ocurriera que algún hermano recoge o tiene pecunia o dinero, exceptuada tan sólo la mencionada necesidad de los enfermos, tengámoslo todos los hermanos por hermano falso y apóstata, ladrón y bandido, y como quien tiene bolsa, a no ser que se arrepienta de veras. »Y los hermanos de ningún modo reciban ni hagan recibir, ni pidan ni hagan pedir, pecunia como limosna, ni dinero para algunas casas o lugares; ni acompañen a quien busca pecunia o dinero para tales lugares; pero los herma– nos sí pueden realizar, en favor de esos lugares, otros servicios que no sean contrarios a nuestra vida. . »Con todo, los hermanos, en caso de evidente necesidad de los leprosos, pueden pedir limosna para ellos. Pero guárdense mucho de la pecunia. »Asimismo, guárdense todos los hermanos de andar corriendo mundo por ningún negocio turbio» (1 R 8, 1-12). Este idealismo de pretender mantener a toda una Fraternidad sin hacer 228 Con el término genérico de «dinero» se designa tanto el dinero propiamente dicho como la «pecunia». El dinero o «denarius» eran las monedas de oro y plata, mientras que la «pecunia» estaba compuesta por otros metales de menor calidad. Los Cuatro Maestros alargan el sentido de la «pecunia» a todo aquello que se pone precio con intención de venderlo (Exposítio Quatuor Magístrorum, p. 142).

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