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JULIO MICÓ, OFMCap EL CARISMA DE FRANCISCO DE ASÍS COMENTARIO A LA REGLA BULADA DE 1223 (Continuación) IV. LOS HERMANOS NO RECIBAN DINERO Este capítulo sobre la prohibición de recibir dinero determina el cauce en el que se deben desenvolver los dos siguientes, el trabajo y la limosna, que constituyen la base de sustentación de la Fraternidad. La aversión ya tradicional de Francisco al dinero queda, en parte, eviden– ciada por la fuerza con que prohíbe a los frailes su uso. 224 Sin embargo deberá colocarse dentro del contexto sociorreligioso en que se realizó, para compren– der su verdadero alcance y sentido. Aunque el dinero, ya desde antiguo, había sido empleado como objeto de cambio en ocasiones concretas, es en la baja Edad Media, con el crecimiento de ciudades y mercados, cuando se hizo ordinaria la venta de productos natura– les del campo o artículos artesanales a cambio de dinero, que era lo que predominaba en las ciudades. Hacia finales del siglo xn y principios del XIII el uso del dinero fue aumentando en sustitución del cambio de objetos en espe– cie. Al valor del suelo y del trabajo se unió, cada vez con más fuerza, el valor del capital. Junto al terrateniente y el jornalero apareció el capitalista. A pesar de que todos intentaban, de algún modo, llegar a poseer dinero como medio más seguro de capitalización, fueron los comerciaµtes los que consiguieron alzarse con la mayor baza. Francisco, hijo de comerciante, cono– cía por experiencia lo que significaba el dinero en el nuevo sistema económico. El poder, residente hasta ahora en la nobleza, estaba pasando a los comercian– tes que se habían convertido en señores naturales de una sociedad capitalista. Los Movimientos Religiosos aparecidos durante este período se caracteri- 224 Cf. L. HARDICK, «"Pecunia et denarii". Untersuchungen zum Geldverbot in den Regeln der Minderbrüder», en Franz.Stud. 40 (1958), 194 ss.; lDEM, La Regla franciscana, p. 425 s. 1

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