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EL CARISMA FRANCISCANO DE ASÍS 29 Los Movimientos herético-pauperísticos de los siglos XI y XII son los que, de forma general, revalorizaron el trabajo manual adoptándolo como uno de los elementos fundamentales de su opción. El vivir del trabajo de las propias manos, sin ganar más de lo necesario para satisfacer las propias necesidades, pertenece ya al ideal apostólico de los mismos herejes. El grupo de Arrás, a principios del siglo XI, consideraba una norma apostólico-evangélica el ganarse la vida con el trabajo de sus manos; 243 y los de Colonia, un siglo después, se definieron como los «pobres de Cristo» que, perseguidos como los apóstoles y los mártires, vagan de un lugar a otro, rezando y trabajando, contentándose con tener lo suficiente para vivir. 244 Los Humillados adoptaron también la costumbre de dedicarse al trabajo manual como medio de subsistencia. Montaron talleres para tejer lana y, al mismo tiempo que trabajaban juntos, podían también dar trabajo a los predica– dores itinerantes que iban visitando las distintas comunidades, como era ya tradicional entre los Movimientos heréticos. 245 Los valdenses, como grupo pauperístico itinerante, no llegaron a unificar criterios respecto a la adopción del trabajo manual como medio de subsistencia. Mientras los franceses, poste– riormente llamados Pobres de Lyon, vivían a costa de las limosnas de los fieles, los del norte de Italia, llamados también Pobres Lombardos, trabajaban ma– nualmente para ganarse el pan. 246 De todo esto se deduce que el trabajo manual, aunque estuvo más o menos integrado en la organización de la vida religiosa, es el Movimiento pauperístico medieval, tanto ortodoxo como herético, donde se le da un mayor relieve al concebirlo como elemento indiscutible, sobre todo en la corriente laica italiana, de la propia opción evangélica. No obstante, existe una diferencia en la forma de elegir el trabajo; mientras unos lo hacen de forma autónoma dentro de sus propias empresas -los Humillados, por ejemplo-, los otros son asalariados o artesanos ambulantes que trabajan a cambio de un jornal. La diferencia es importante por cuanto da lugar a dos tipos de pauperismo: el itinerante, más desarraigado, y el sedentario, más proclive a la acumulación y, por tanto, a la incoherencia de ser pobre en una comunidad rica. El Movimiento de Francisco enlaza con esta tradición italiana de pauperismo 243 Cf. H. GRUNDMANN, Movimenti religiosi, p. 411. 244 Ibid. P. 19. 245 Ibid. P. 25; L. ZANONI, Gli Umiliati nei loro rapporti con l'eresia, l'industria della lana de y comuni nei secoli XII e xm, Roma 1970 (reedición anastática); R. MANSELLI, «Gli Umiliati, lavoratori di lana», en Produzione, comercio e consumo dei panni di lana, Firenze 1976, pp. 231 SS. 246 Cf. K.-V. SELGE, Die Armut, p. 214; H. GRUNDMANN, Movimenti religiosi, pp. 75-122.

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