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más directas, es decir, se rechazan las mediaciones clericales entre Dios y los hombres en cuanto son obstáculo, para sustituirlas por una comunicación más directa y personal. Por último, unas relaciones más rentables, es decir, se trata de la satisfacción de los deseos de utilidad en esas relaciones con la trascenden– cia; es aquí donde conviene aquilatar aún más el tipo de relaciones, pues esta «rentabilidad» se encuentra bastante cercana de la magia, la superstición y el fanatismo, amenaza y frecuente lacra de la religiosidad popular. 2.3. TRES NIVELES DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR Hemos ido descendiendo de lo general a lo particular, hasta asentarnos en la religiosidad popular como fenómeno que se manifiesta e:µ el cristianismo. Teniendo, pues, en cuenta cómo se encarna este fenómeno en la Iglesia, habre– mos de distinguir tres niveles principales. Un primer nivel es el ANTROPOLÓGICO. El hombre es un ser existente inserta– do en la naturaleza y en la vida socio-familiar; en esta existencia se hace presente el hecho religioso. Y efectivamente podemos constatar que las grandes fiestas religiosas del pueblo giran en tomo a los solsticios (Navidad y S. Juan), y a los equinocios (Pascua, distintas festividades de las vírgenes patronales, santos patro– nos), a las fases del trabajo agrícola, así como a los grandes momentos de la vida familiar (nacimiento, fase de crecimiento, casamiento, enfermedades, muerte). Son los llamados sacramentos de la religiosidad popular. Un segundo nivel más profundo es el RELIGIOSO. Por la simple razón de que las realidades cósmico-naturales y hwnanas aparecen como grandes símbolos de lo trascendente, lo manifiestan y revelan. A través de su fecundidad vivifi– cante y regeneradora, todas estas realidades como el sol, la luna, la tierra, el fuego, el agua, el aire, la montaña, el cuerpo humano, ... devienen en grandes hierofanías que remiten a lo sagrado y despiertan el sentido del misterio. Por último, el tercer nivel es el injerto de lo cristiano en los niveles anterio– res. Ahora que está tan presente el término inculturación, este nivel sería una INCULTURACIÓN CRISTIANA de los niveles antropológico y religioso. Tenemos muchos ejemplos, pero quizá el más conocido y claro sea el de la fiesta del «Sol invicto», del solsticio de invierno (25 de diciembre), que se transformó en tomo al siglo IV de la era cristiana en Navidad, la fiesta de la encarnación de Dios, el nacimiento del Hijo de Dios, la luz de toda luz que brillará sobre todo el mundo, Prínceps pacis. 3. LA INCULTURACIÓN DE UNA FE. SÍMBOLOS ENTRE EXPERIENCIA CREYENTE Y CULTURA POPULAR La religiosidad popular se presenta como distinta de la religiosidad oficial porque sintoniza con lo diverso y con las características peculiares del pueblo 40

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