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nes manifiestan desde ciertos informes. Como botón de muestra, y de una forma esquemática, vamos a presentar algunas manifestaciones de esta religio– sidad popular: l. Fiestas a lo largo del año. 2. Sacramentos. 3. Sacramentales: - Bendiciones de campos, casas, objetos... - Exorcismos. 4. Devociones: - A Cristo, a la Virgen, a los santos... - Rogativas. - Vía-Crucis. - Novenas, quinarios, triduos... 5. Difuntos, exequias, aniversarios, fiesta de Difuntos. 6. Peregrinaciones, romerías. 7. Promesas, ex votos, penitencias. 8. Misiones populares. 9. Pseudorreligiosidad: supersticiones, curandería, astrología, magia, bru– jería, espiritismo... Todo ello envuelto en un lenguaje, unos cantos, ritos, gestos y símbolos, mitos y leyendas, oraciones... que ayudan a crear un halo de misterio o de fol– klore, o simplemente de espontaneidad en las relaciones con el Dios cristiano, un Dios ante todo cercano al pueblo sencillo (Mt 11, 25-26). l. EL FENÓMENO DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR El fenómeno de la religiosidad popular plantea claramente problemas de no fácil solución por la extensión y dimensión que este concepto abarca. A esto podemos añadir el vasto territorio que alcanza «lo religioso» unido a los fantas– mas que evoca el atributo «popular». No obstante, habría que hacer una clara distinción, y es que mientras que la religiosidad popular acompaña desde siem– pre al hombre, a la sociedad y a las religiones llamadas «institucionales», el estudio y el interés por tal fenómeno parecen fruto de una toma de conciencia totalmente actual y contemporánea. Algunos autores han llegado a distinguir entre una religiosidad popular clásica y una religiosidad popular nueva. Por la primera se entendería todo el amplio campo de las peregrinaciones a santuarios, devociones a Cristo-Máría– los santos, fiestas patronales, tradiciones, bendiciones, ex votos, diversas advo– caciones marianas y muchas formas de folklore ligadas directa o indirectamente con la religión. En cambio, por la segunda entenderíamos esa savia nueva que surge de diversos movimientos catecumenales, carismáticos, focolares, o de las comunidades de base, que costituyen la variopinta punta de lanza. 38