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106 SERGIO RAlvfÍREZ GONZÁLEZ E: Un pesce grande, ch'acaso ritrova Del Lago Reatin'in su la riva, Ripon nel'acqua; il pesce alhor gioiua Innanzi a lui con festa rara, e nova. S. Bonaventura Cap. 8 La tónica de los grabados anteriores se rompe en parte en la ilustración octava - relativa al capítulo XIII -, tal vez en razón de la importancia detentada por el acontecimiento de la Estigmatización 33 [Fig. 8]. De hecho, el grabador prescinde de los pictogramas habituales - incluido el cuadro explicativo - para centrar la atención del espectador en las figuras capitales. Además, se percibe un cambio en la traza y estilo del dibujo, que invita a pensar en un dibujante di– ferente al de las estampas anteriores. Es más, nos atreveríamos a decir que con una técnica aún más depurada demostrada en las facciones de los personajes, la consecución de la perspectiva y el detallismo de los motivos. La historia reflejada acaeció el 14 de septiembre de 1224, mientras el "Poverello" de Asís se encontraba retirado en el eremitorio del monte Alverna en la Toscana con ocasión del ayuno practicado en honor de san :Miguel. Entonces presenció una aparición milagrosa en la que pudo distinguir un serafín ardiente con seis alas, de cuyo seno emergía un joven crucificado. Una vez desaparecida la visión y después de haber puesto por tres veces las manos sobre el cuerpo del serafín, comenzó a percibir en su pecho, manos y pies las cinco llagas que Jesucristo padeció al ser clavado en la cruz. En un paisaje rocoso de abundante vegeta– ción, y con la capilla del Alverna como telón de fondo - convertido en un sun– tuoso templo de tres naves, varias cúpulas y campanario -, se presenta a san Francisco de perfil, en posición genuflexa, los brazos abiertos en cruz y la mirada elevada ante la aparición divina. El ángulo superior derecho se completa con un rompimiento de gloria capitalizado por la figura del Crucificado, de cu– yas llagas parten unas ondas en diagonal que impactan en las extremidades de Francisco. Por último, y en un segundo plano, el hermano León es testigo de tan prodigioso evento, si bien esto no quita que siga inmerso en sus medita– ciones, leyendo un libro reposado en una roca. Lo mismo ocurre - en cuanto a composición y resultado estético - con la novena y última estampa, que se integra en el capítulo XIV acerca del falleci– miento del fundador [Fig. 9]. Es la única que transcurre por completo en un interior, aunque este nada tiene que ver con la humilde choza que vio partir a Francisco a la otra vida. De este modo, dos amplios cortinajes recogidos en alto 33 Thomas de Celano, Vita Pritna 94-96; Las Florecillas, pars 2\ cap. III.
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