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ADMIRANDA HISTORIA SERAPHICA 95 como poeta destacó por desarrollar una intensa vida religiosa - marcada por sus ideas antipetrarquistas -, que le llevó a ostentar el cargo de Arzobispo de Corfú. Su faceta lírica, la que nos interesa en esta ocasión, se caracterizó por la compo– sición poética y versificada en dialecto vernáculo, muchos de ellos tan célebres como la canción dedicada al Caballero Sanseverino Barbara (1550-1612). Una mayor difusión, merced a su posterior publicación, obtuvieron las obras Can– zone del reverendiss. Mqffeo Veniero, ne/la morte di a/cune monache inglesi (La Salmag– giore 1589), Hidalba. Tragedia (Muschio 1596) y las ya conocidas La Puttana errante y La Zqffetla, insertas en la obra Poesie da fuoco di diversi autori (Lucerna 1651). Las estrofas que acompañan el texto de san Buenaventura resumen las características literarias del autor veneciano, en una poesía directa, intensa y plena de sentimiento. Así comienza: Sacrati Horrori, ove la folta chioma De l'aspro monte antico verno imbianca, Che da la parte manca L'Arno rimira, e dopo se nasconde L'altero fiume, ch'apre il seno a Roma, Irrigator de le Latine sponde. Qui valli ime, e profonde, Qui vedi impenetrabili caverne, Rotte pietre, e sospese Produr gelide, & nude, arbori eccelse. El grueso del volumen lo copa el texto de la Leyenda Mqyor de san Buena– ventura estructurado en quince capítulos, cuyo aspecto más original radica en los nueve grabados que lo ilustran. Estas imágenes responden a una exhaustiva selección, por parte del editor, de aquellos capítulos considerados más signifi– cativos en la empresa religiosa acometida, es decir, los que ofrecían un especial atractivo para los fieles al abordar episodios extraordinarios de cariz milagroso. Todos ellos, basados al parecer en la serie sobre la vida de san Francisco publi– cada por la imprenta de Felipe Galle (Amberes 1587) 18 - una de cuyas colecciones se deposita hoy en el Laboratorio fotográfico de la Biblioteca Na– cional de Madrid -, a través de la reinterpretación posterior que César Capra– nica hizo de éstos. De hecho, queda patente que de los nueve grabados al 18 S. Gieben, Philip Galle's original engravings ofthe lije ofSt. Francis and the corrected edition of 1587, en CF 46 (1976) 241-307, 305; A. Vitolo, Iconogrqftafrancescana ne/le stampe tra ilXVI eil XVII seco/o (La vita di San Francesco nell'interpretazjone del/e serie di incisioni derivate da P. Galle e da F. Vil/amena), en Italia Franc. 69 (1994) 50-55; R. Bonelli, Francesco d'Asssisi. Chiese e conventi, Milán 1982; G. Bellucci, Asís corazón del mundo, Asís 1996.

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