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478 JULIO LAVANDERO PÉREZ Pensionado Católico y la Academia de San Agustín, aunque bajo la pro– piedad de la mitra. Con la obra social el Pan de los Pobres se sostenían Ca– tecismos, Escuelas,Ancianos Desamparados,Asilos de Sordomudos, Niños Pobres, etcétera. En la misma isla, al contarse con personal suficiente, se aceptaron las parroquias de Utuado y Jayuya. En ésta se levantó templo de nueva plan– ta. Los campos se sembraron de capillas para mejor atenderlos. En.las dos se edificaron colegios a nuestras expensas que luego se entregaron a reli– giosas. Al ser las fundaciones borinqueñas citadinas y de poco espacio, se levantó en las afueras de San Juan un conventico donde los frailes pudie– ran retirarse a descansar, practicar los Ejercicios y la vida fraterna. Se ter– minó en 1908. Libres de otras ocupaciones, los frailes se dedicaban a la pre– dicación. Pero ya en 1912, el obispo lo hizo parroquia, agregándole otras dos cercanas. En la espaciosa huerta se levantó un colegio de tres plantas que emparejó en prestancia con la famosa Academia de San Juan, finan– ciado en el Pan de los Pobres. En Cuba se acepta en 1905 la parroquia de San Salvador de Bayazo, con tres más que les estaban amejas: constituían un inmenso campo misio– nal. Durante años los frailes sufrieron el desprecio y hasta las bofetadas de la gente. La isla se acababa de independizar y Bayazo había sido centro de revoluciones, carcomido por toda clase de sectas. Después de varias tenta– tivas se logra levantar un magnífico colegio con el que penetrar en tan di– fícil campo. En 1919 se acepta la Parroquia de Cruces. El estado de la gen– te era lamentable. Por eso se dio un impulso especial a la catequesis y se abrió una escuela parroquial que precipitó el cierre de la de un pastor y la de una persona particular. Más tarde se encomienda esta escuela a Her– manas traídas a nuestra costa de Méjico. Igualmente se hizo en el pueblo de Lajas. Volviendo a Venezuela, con el cambio de gobierno se recobra la funda– ción de Maracaibo. Nuestro Convento -como la llama la gente- tiene la Adoración Perpetua. No siendo parroquia, se ha dedicado especialmente a la predicación. Pero desde aquí se atienden capillas y la Parroquia de Ci– ruma, de guajiros inmigrados. Esta casa sirve de hospedaje a los misione– ros de Guajira-Perijá. La remodelación de la ciudad ha convertido al Con– vento en monumento nacional, muy golpeado por mercachifles. En este período se acepta la Iglesia de San Francisco de Valencia y la parroquia de Santa Inés de Cunamá en las que se han efectuado remode– laciones y costosas ampliaciones. San Francisco se distinguió siempre por su catequesis y un colegio que luego se traspasó. Santa Inés de Cunamá es una importante parroquia con varias iglesias y capillas filiales, que hubie– ron de levantarse de nuevo después de un devastador terremoto (1929). En 1915, se aprueba finalmente la Ley de Misiones y su primer Regla– mento, que da fundamento jurídico civil a nuestra presencia misionera en
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