BCCCAP00000000000000000001476

492 JULIO LAVANDERO PÉREZ El Estado Venezolano ha reconocido en diversas ocasiones la labor re– alizada por los capuchinos condecorando representativamente a algunos de ellos por diferentes motivos: largos años de servicio, aportación cientí– fica, defensa de la integridad territorial, fundación de pueblos, prestigiosa labor educativa, etc. Sólo hay poco más de 30 frailes condecorados, pero los méritos corresponden a todos, sobre todo a los que desde la sombra son el pedestal imprescindible de las figuras. Pero los frailes de hoy, como los de 1898, preferimos menos condecoraciones y discursos y más libertad y apoyo para mejor prestar nuestro humilde servicio. Por su parte, el pueblo sencillo sabe reconocer y venerar a aquellos santos religiosos que murieron en olor de santidad: Padre Santos de Abel– gas, Samuel de San Mateo, Eulogio de Villarín y el humilde fraile de la ca– tequesis. de Maracaibo, fr. Junípero de Escalada, con Rogelio de Valduvie– co y Honorato de Villanueva, hermano no sacerdotes al servicio de todos hasta morir, cantando a la Hermana Muerte, puerta a la recompensa que está en el cielo. Como un deber de gratitud a la permanente colaboración logística y apoyo silencioso de la Orden Franciscana Seglar, mencionaré para termi– nar al Venerable Dr. José Gregario Hemández, el Médico de los Pobres y Terciario Franciscano de nuestra Iglesia de la Merced, bajo cuya advoca– ción mariana renacimos en Venezuela. En alabanza de Cristo y el Pobrecillo Francisco. Amén. Araguaimujo, 25 de marzo de 1992 Día de la Anunciación y Año Quinto Centenario de la Evangelización de América Fr. JULIO LAVANDERO PÉREZ Misionero Capuchino

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz