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PRESENCIA DE LOS CAPUCHINOS CASTELLANOS EN LA EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA 1647-1992 I. PROVINCIA DE LA ENCARNACIÓN DE LAS DOS CASTILLAS Consolidada la Provincia como entidad autónoma, se percibe una gran efervescencia misional. Sólo en el año de 1646, fueron 57 los hermanos que solicitan ir a misiones. Se encontraba en tramitación la concesión de una misión a la Provincia de Castilla, cuando se hace presente en Madrid el Hermano fr. Francisco de Pamplona ofreciendo la Misión del Darién cum– pliendo los deseos de Propaganda PIDE de que dicha Misión se entregara, por ser rica en oro, a religiosos "en todo ajenos al deseo de riquezas como eran los Capuchinos". Primera Época. Llegan los castellanos al Darién en 1648 y fundan tres pueblos: San Buenaventura de Tarena, Nuestra Señora de Teporica y San– to Domingo de Paya. En eso estallan las hostilidades entre diversas tribus y el Estado pone una guarnición. Los indígenas confunden a los misioneros con los soldados, hacen presos a dos, a uno lo recluyen en una isla para que muera de hambre y al Padre Antonio de Oviedo lo reciben a lanzazos. Su cráneo les sirvió de escudilla. Fray Francisco y el Padre Lorenzo de Alican– te vuelven a buscar refuerzos. Los demás se retiran a Portobelo dedicándo– se a la predicación y a la atención de los apestados, en cuyo ministerio mue– ren el P. José de Villalvilla y el P. Francisco de Vallecas. En vista de que los refuerzos no llegaron, regresan a la Península. Segunda Época. Para ella se ofrecen más de 40 religiosos. Los religio– sos, de paso misionaron en Cartagena y Panamá. Son bien recibidos en el Darién y fundan dos pueblos: Inmaculada Concepción de Tarena, con 500 habitantes, y San José de Paya con trescientos. Todo marchó bien hasta que se acabaron los regalitos e hicieron acto de presencia los piratas que inci- ESTUDIOS FRANCISCANOS 103 (2002) 473-492

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