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444 ALBERTO GONZÁLEZ CABALLERO sia y a la ayuda personal para conservarlos. Cuando el Padre los tiene más bien vestidos y comidos, entonces es más segura su fuga" 41 • En cuanto a su carácter, dice el P. Caracas que son "muy tímidos y cobar– des" 42 . Y Olivares añade: "Son muy rencorosos, y guardan el odio y rencor de generación en gene– ración, hasta que pueden vengarse. Esto lo acredita la experiencia de más de doscientos años, pues sin tener estos indios Protocolos ni Escrituras, conser– van de padres a hijos la memoria de las crueldades que hicieron con sus an– tepasados los primeros españoles que vinieron a las conquistas, y aquí nace el odio y rencor que nos tienen. Cuando logran la ocasión de vengarse, no se contentan con matar a quien les hizo daño o agravio, sino a toda su parente– la y generación; y esto no lo hacen a golpes, por su gran pusilanimidad, sino con hechizos y venenos ocultos y mortíferos, que los van consumiendo yaca– bando poco a poco... Y esto lo palpamos cada día, por donde pueblos cuan– tiosos que hemos tenido, se han acabado, matándose unos a otros con hechi– cerías y venenos, sin poder poner remedio a ello, por no poderse averiguar quiénes sean los agresores..." 43 _ Pero no todo es vicio o defecto en los indios. El P. Caracas señala algu– nas de las cualidades más destacadas entre ellos. Dice que, aun cuando no sean muy dados a cultivar la castidad, sin embargo "...no son disolutos en esta materia ni escandalosos; antes puedo afirmar, por haber visto y observado mucho, que son más recatados que muchos es– pañoles, pues, aunque andan desnudos los que no están enteramente reduci– dos a poblado, jamás están sin el guayuco (que es un pedazo de lienzo o tejido de palma con que cubren sus verendas por delante y por detrás), conserván– dolo puesto aun al tiempo de bañarse" 44 • "En cuanto a las virtudes más dominantes en los indios -prosigue del P. Caracas- ...puedo decir que son dóciles y obedientes como el Padre los ins– truye y el Juez que gobiernan sepan mezclar en su respectivo ministerio la dulzura y suavidad con el rigor, usando de aquélla más que de éste, pero no olvidándose éste cuando abusan de aquélla. De este modo hacía yo de ellos cuando emprendía en beneficio de la iglesia de la población, de ellos mismos y en particular y para mi propia subsistencia. Como son tan pobres, no tienen proporciones para manifestar generosidad; pero no les falta algún rasgo de ella, especialmente con el Padre que los enseña, cuida y defiende; y también de caridad, amándose y atendiéndose mutuamente, en particular las mujeres en sus enfermedades y trabajos" 45 • 41. P. CARACAS, a la pregunta 24ª. 42. Ibídem. 43. OLIVARES, ob. Cit., fol.1 vto. N.l. 44. P. CARACAS, a la pregunta 24ª. 45. IDEM, a la pregunta 8ª.

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