BCCCAP00000000000000000001475

MISIÓN DE LOS CAPUCHINOS ANDALUCES EN VENEZUELA 455 pre delegado permanente del Papa en todoJo relacionado con las personas, desde el arzobispo hasta el último monaguillo de aldea. Es verdad que en los asuntos de estricta competencia entre personas dentro del fuero regular, se procedió considerando al obispo como delegado del Pontífice para zanjar los inconvenientes que se producían. Pero aun en estos casos, la delegación era tan débil que sus buenos oficios valían tanto cuanto la aceptasen las par– tes litigantes. En definitiva, el Ministro General no tenía la más mínima par– ticipación en las provincias y conventos españoles, salvo en el caso en que el Rey se dignase concederle el "placet" en todo lo que afectase a las regalías del Real Patronato. Resulta, pues, claro que el Comisario General no en to– dos los casos representaba al Ministro General, sino al Rey. B) El Comisario General A fin de evitar que los misioneros dependieran de la Sda. Congregación de Propaganda Fide e incluso de los superiores de Roma, el Consejo de In– dias decidió designar un religioso que se encargase de todos los asuntos re– lacionados con las misiones, y que dependiera directamente del propio Con– sejo sin intermediarios. Para ello creó la figura del Comisario General para las misiones capuchinas de América, cargo similar al de los franciscanos. Entraba dentro de sus competencias: seleccionar a los misioneros, pre– sentarlos, proporcionarles aviamento, pasaje, embarque, etc., el gobierno de las misiones, su funcionamiento y progreso, petición de cédulas, etc. Este cargo se estableció el 28 de octubre de 1662, y recayó en la persona del Provincial de los Capuchinos de Andalucía, cualquiera que fuese el que ostentase el cargo, con tal que residiera en Sevilla 85 • La decisión de Felipe IV designando para este cargo al Provincial de los capuchinos de Andalucía fue comunicado al General de la Orden el 4 de fe– brero de 1664, quien lo ratificó. Posteriormente el General fr. Esteban de Cesena volvió a ratificarlo y amplió las facultades del Comisario, dándole fa– cultad incluso para visitar a los misioneros y nombrar directamente superior de los mismos. Posteriormente, por cédula de 27 de agosto de 1676, se per– mite a los misioneros elegir sus propios superiores. En 1749 cesa la autoridad del Provincial de Andalucía sobre todas las misiones capuchinas de América al ser nombrado el Provincial de Navarra Comisario para sus misiones de Maracaibo. Poco a poco las demás provin– cias consiguen el nombramiento del respectivo provincial Comisario para las propias misiones de América. El rey Carlos II, queriendo descargar ocupaciones al Provincial de An– dalucía en su cargo de Comisario, y para que las misiones estuvieran mejor atendidas, solicitó del General de la Orden el nombramiento de un Procu- 85. BN. Ms. 3.561, f. 18.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz