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448 ALBERTO GONZÁLEZ CABALLERO del misionero era también enseñarles a cultivar el algodón, hilar y tejer. El P. Zaragoza concreta que cada india solía hilar unas 4 onzas. Semanalmente se les repartía a las indias 2 onzas de telas 51 . La propiedad del hato de ganado pertenecerá al pueblo, así como las cosechas de maíz, yuca, legumbres y ar– boleda de cacao. Toda la cosecha se depositaba en la casa misional y diaria– mente se hacía el reparto. Ejemplo de estos establecimientos fue la impor– tante hacienda de cacao que consiguió para ayuda de las nuevas misiones el P. Marcelino de San Vicente en las inmediaciones de Barquisimeto 52 • Durante el régimen de misión, tanto el misionero como el nuevo poblado dependían en lo religioso del Comisario General y del Prefecto de la Misión o superior religioso de la misma, como veremos más adelante. Pero al pasar el poblado de misión a doctrina, comenzaba a depender de la potestad eclesiás– tica ordinaria u obispo, quien le asignaba un cura secular como doctrinero. 5. Un discutido sistema de reducción Hubo dos sistemas en la práctica misional de reducir indios: el que se ha– cía "apostólicamente", es decir, sin más prevención ni armas que el crucifijo y la palabra del misionero; y aquel otro en el que el misionero se hacía acompañar por españoles o piquetes de soldados. El primer sistema fue uti– lizado siempre por los misioneros capuchinos de Cumaná, y el segundo por los de Los Llanos, sobre todo en sus entradas por los ríos Portuguesa, Meta, Apure, etc 53 • El sistema de ir a buscar indios "apostólicamente" no dio nunca provecho notable a la causa de la conversión, sólo cuando el misionero daba con tribus que se veían diezmadas por otras tribus más feroces y, por ello, siendo más dé– biles buscaban tener amparo y seguridad en el misionero. Excepto en estos casos, ningún indio se dejaba reducir por las buenas: si podían, usaban de la violencia en defensa de su libertad; y si no, se dejaban conducir hasta que en– contraban ocasión de dar muerte al misionero y acompañantes. Por esta ra– zón se dio licencia a los misioneros para que pudiesen ser acompañados de hombres armados para defenderlos en caso de ser atacados por los indios 54 • Al fin este sistema hubo de prevalecer, por asemejarse mucho al sistema an– tiguo de ir a buscar indios para engrosar las encomiendas, usando con ellos de violencia. Pero en este sistema antiguo, la empresa corría por cuenta de un ca– pitán poblador, sin respaldo alguno por parte de la religión. Después se siguió 51. Idem, p. 327. 52. OLIVARES, Ob. Cit.,fol. 3 vto. 5,nn.10-13. 53. P. CARROCERA, ob. Cit., p. 479. 54. Cédula otorgada a petición de Fr. Ildcfonso de Zaragoza, Madrid 15 de junio de 1692. AGI, Indiferente General, 876. Registro de cédulas FF-10, f. 44.

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