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432 VICENTE REYNAL que se restituía, quizás sin percatarse de ello, el antiguo Hospicio de Ca– puchinos de la misma ciudad del siglo XVIII. Para esta fecha, el Vicariato había alcanzado ya, gracias al esfuerzo de muchos capuchinos de distintas épocas, sin olvidar a los del período virrei– nal, la categoría, tanto por la extensión como por el número de cristianos, de diócesis, y así lo vino a reconocer Pablo VI, al crear el 25 de abril de 1969 la diócesis de Valledupar y nombrar a Mons. Vicente Roig su primer obispo. Los capuchinos valencianos continuarían y siguen prestando su servicio a la diócesis en distintos funciones, aun después del fallecimiento de su cohermano, Mons. Vicente Roig y Villalba, acaecida el 6 de abril de 1977, en olor de multitudes. 9. Misión de San Andrés y Providencia La misión de las islas de San Andrés y Providencia tuvo su origen en el año de 1902, bajo la dirección del padre Albert Stroebele, y por inicia– tiva del arzobispo de Cartagena, Mons. Pedro Adán Brioschi. En 1912 pa– sa a ser "Misión sui juris," dependiente del Instituto Misionero de Lon– dres "Mill Hill". En 1926 la Santa Sede confió esta misión a la provincia capuchina de Valencia y fue su primer superior el padre Eugenio de Car– cagente, quien toma posesión del cargo el 26 de febrero del año siguiente. Tuvo como colaboradores abnegados a tres padres más y un hermano le– go: Cristóbal de Canals, David de Castellfort, Carlos de Orihuela y Anto– nio de Novelda. La labor de los mismos, además de la pastoral y catequé– tica, estuvo orientada a la conversión de los naturales, en su mayoría protestantes, así como también a la dirección y enseñanza en las escuelas, labor en la que sobresalió el padre Carlos de Orihuela, excelente cons– tructor, además, de centros de enseñanza. Para esta labor solicitaron y ob– tuvieron, ya en el mismo año, la cooperación activa de las religiosas Ter– ciarias Capuchinas. En 1946 la misión sería elevada al rango de prefectura apostólica y co– mo prelado quedó el padre Eugenio de Carcagente.Al fallecer éste a la ve– nerable edad de 88 años, le sucedió, en 1953, monseñor Gaspar de Orihue– la, quien va a ver multiplicada su labor, así como la de los religiosos, al ser declarado libre el puerto de San Andrés, circunstancia que lograría des– pertar de su letargo a las islas. En este tiempo se destaca por su labor, tan– to apostólica como constructora de edificios, el padre Fidel de Benaguacil, gran conocedor también del idioma inglés, el que habla o hablaba la ma– yoría de los isleños. Por renuncia de Mons. Gaspar, toma posesión de la prefectura, el padre (Mons.) Alfonso Robledo de Manizales en 1965, quien apenas estaría en su cargo hasta 1972, para pasar a ocupar en Bogotá el puesto de Secretario

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