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LOS CAPUCHINOS VALENCIANOS Y SU OBRA EN HISPANOAMÉRICA 403 llamas la raíz y el fundamento de las misiones en América, puesto que, se– gún el permiso u otorgación, la Sagrada Congregación decía que si no se les permitía establecerse en esas regiones de África, "se pasaran al Río Marañón o de las Amazonas", separados valencianos de andaluces 4 • 2. Misión del río Marañón o Amazonas (1646) Los capuchinos valencianos, "casi desde la fundación de nuestra Pro– vincia", escriben el cronista, padre José de Alicante, había deseado dedi– carse a "la conversión de los infieles" 5 • En 1644 se hicieron instancias en tal sentido, con la intención de pasar, bien a América, bien a África. Ya vimos cómo se les había otorgado el reino de Benín; ahora, en 1646, se les confia– ba el Río Marañón o de las Amazonas y se nombraba prefecto al padre Andrés de Concentaina. El entusiasmo en la provincia fue enorme: más de treinta religiosos se ofrecieron a ir, de los cuales se escogieron veinte. Ya todo preparado y dispuestos los ánimos "a derramar su sangre para sacar de la idolatría a aquellos gentiles" 6 , el Consejo de Indias se opuso a esta misión, según expresaban algunos de sus componentes, "por tenerlo prohi– bido Su Magestad y todos sus predecesores [...] a todos los religiosos que no tienen fundaciones o conventos [en las Indias)". Otra razón que alega– ban era que, si llevaban "breves y despachos de la Congregación de Pro– paganda Fide sería novedad perniciosa contra la Regalía y Patronazgo de S.M." 7 . De nada valieron los razonamientos de los capuchinos, que les ase– guraban renunciar una y otra vez a estos despachos y que se sometían por entero a dicho Patronato; sospechaban, por su parte, los consejeros que pudieran llevar algunas copias de los mismos. Alegaban, además, los ase– sores de S.M. que el río Marañón o Quito había sido ya otorgado a los franciscanos y jesuitas de Quito, como territorio misional propio, quienes ya tenían conventos allí y, por tanto, les sería más fácil atender desde los mismos dichos territorios. En una opinión disidente, el concejal Juan Gon– zález se expresaba a favor de la solicitud de los valencianos, porque -ale– gaba, y no carecía de razón- el territorio del Amazonas era dilatadísimo, de más de 1.400 lenguas, y permitía el que fueran allí todos los misioneros que quisieran. Además, ensalza las virtudes de desprendimiento y austeridad, típicas de los capuchinos, factores que harían presagiar un éxito seguro en su labor misional. Pero, por lo antes expuesto y, además, por el menciona– do "levantamiento del Reino de Portugal" contra Castilla, se recelaba el 4. Bulario de la Congregación de Capuchinos, Roma, 1752, t. 7, f. 336. 5. "Libro de Crónicas...", f. 298. 6. Archivo General de Indias (AGI), Sevilla, Est. 77, Caj. 3, Leg. 18. 7. AGI,l.c.

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