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428 VICENTE REYNAL colegio para niñas en Riohacha y la introducción en la misión, para encar– garse de dicho colegio, de las religiosas terciarias capuchinas de la Sagrada Familia, hacía poco fundadas por el capuchino valenciano, padre Luis de Massamagrell, luego Mons. Luis Amigó. El 17 de enero de 1905 se erigió la misión en Vicariato Apostólico, que sólo comprendía -extraña división también- los territorios misionales de la Guajira, Sierra Nevada y Sierra de Motilones. Al año siguiente fue elegido primer vicario el padre Atana– sia, quien se llamaría en adelante, monseñor Atanasio Soler y Royo. Den– tro del vicariato quedaban ahora también las provincias de Valledupar y de Padilla, que, asimismo, como queda dicho en la primera parte, pertene– cieron en la época virreinal a la provincia de Valencia. 5. Establecimiento en Santafé de Bogotá: La Concepción Al igual que en épocas virreinales, se vio también ahora la necesidad de establecer una casa en la capital de la nación para poder atender a los asun– tos oficiales con las autoridades civiles, que fuera a la vez residencia del procurador de misiones. El padre Atanasia de Manises hizo realidad este deseo en 1905, al solicitar del arzobispo Bernardo Herrera y Restrepo una iglesia y concederles éste la de la Concepción, la más antigua de la ciudad. El primer superior fue el padre Eugenio de Carcagente. Pronto la iglesia se convertiría en centro del culto capitalino y sede de numerosas congrega– ciones piadosas, así como de la Exposición Diurna del Smo. Sacramento y la Adoración Nocturna. Carecían los capuchinos de residencia, por lo que tuvieron que habilitar, al principio una casa exigua y después, detrás delco– ro y encima de la sacristía, unas habitaciones insuficientes a todas luces. Co– mo pensaban establecer también allí la sede del noviciado y coristado, so– licitaron del arzobispo y éste les concedió en 1906 el santuario de la Virgen de la Peña, a las afueras de la ciudad. El experimento de noviciado no tuvo éxito, por lo que diez años después se entregaría al ordinario casa e iglesia. Por un tiempo, hasta 1912, tanto las misiones del vicariato apostólico como las casas e iglesias de Riohacha, Santa Marta y Bogotá quedarían bajo la jurisdicción del mismo superior religioso. Pero, a partir de dicho año, se di– vidieron y seguirían por caminos distintos, pero no opuestos, pues ambas jurisdicciones pertenecían a la misma provincia de Valencia. 6. Mons. Atranasio Soler de Manises, obfapo Durante los primeros años de misión, la labor de los religiosos fue, so– bre todo, de atracción y captación directa de los adultos indígenas. Pero pronto se vio la dificultad de lograr hacer cambiar de costumbres a los in– dios, enraizados en sus tradiciones ancestrales, respetables bajo distintos

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