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LOS CAPUCHINOS VALENCIANOS Y SU OBRA EN HISPANOAMÉRICA 413 ma pacífica ambas regiones para el intercambio comercial de las mismas, se llegó a la conclusión de parte de los gobiernos civiles y del Consejo de Indias de que era mejor dividir eclesiásticamente lo que ya lo estaba en lo civil y que los valencianos se concentraran en Santa Marta, al paso que se confiara a la provincia capuchina de Navarra la jurisdicción de Maracaibo. Así se hizo por real cédula del 20 de abril de 1749, aunque la entrega efec– tiva tendría lugar tres años después. Este reparto fue hecho a espaldas de los valencianos y en contra de su voluntad, pues sus misiones en el área de Maracaibo iban viento en popa. Protestaron de diversas maneras, hasta con desobediencia formal, como fue el caso del padre Francisco de Catarroja, quien, como queda dicho, ha– bía fundado varios pueblos por el Perijá y se negaba a abandonar a sus mo– tilones. Es más, el procurador general de las misiones capuchinas estaba ig– norante de esta decisión, que se diligenció en los salones de palacio y con el influjo decisivo del virrey de Santafé, don Sebastián de Eslava, "navarro de nacimiento." El cronista de la época de la provincia de Valencia se hizo eco del descontento general que se apoderó de todos los misioneros. No hubo otra salida, sino la entrega de las poblaciones, que eran ocho, entre indios aratomos, macoaes, alil.es , motilones y coyamos, así como de los ie– nes que los valencianos tenían en la provincia de Maracaibo 15 • Salieron sin nada, ni siquiera lo personal. 14. Pueblos en la gobernación de Santa Marta (1750) Hacia mediados del siglo xvm, según varias de las estadísticas que se poseen de la época, estaban a cargo de los capuchinos valencianos, dentro de la extensa gobernación de Santa Marta, los siguientes pueblos con sus respectivos grupos indígenas: En la jurisdicción de Riohacha, entre indios guajiros, nueve poblacio– nes con siete sacerdotes. En la jurisdicción de Valledupar, seis pueblos con otros tantos misione– ros, atendiendo a los chimilas, tupes, aliles, etc. En 1760 se enviaron diez capuchinos más desde Valencia, con los cua– les se aumentaron las fundaciones en las dos referidas jurisdicciones. Para esta fecha atendían los valencianos a los indios guajiros, cocinas, aruacos, chimilas, aliles, pampanillas, tupes y coyamos. A raíz de una visita pormenorizada que realizó el prefecto de la misión, padre Antonio de Alcoy, a la península de la Guajira, en 1762, varios caci– ques de distintos poblados solicitaron misioneros. Por su parte, él iba esta– bleciendo misioneros en las diversas agregaciones, principio de poblados. 15. AGI, Santafé, 1185. Ver también "Libro de Crónicas de la Provincia de Valencia".

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