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LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA 379 Las teologías de la liberación entran típicamente en el proceso de incul– turación del Evangelio. Elaboradas lentamente y hoy ya en proceso recesivo, estas teologías han querido afrontar directamente los problemas de la desi– gualdad económica y social, de represión político y militar que sufren ciertos países latinoamericanos; han tratado de examinar esas situaciones a la luz de la fe cristiana para ayudar a superarlas, tratando de encontrar en la fe cristia– na la energía y esperanza para transformar la realidad. La actuación concreta que puede llevar a las teologías de la liberación, de las que se encuentran huellas en Filipinas y en la India 17, podría concretarse en una decidida presentación, actualizada, de la doctrina social de la Iglesia, y traducirse en un acercamiento teórico y práctico al sentir de la Iglesia, tam– bién Jerárquica. Ordinariamente no nos hemos preocupado de presentar sus valores de actualización cristiana, más o menos realistas, sino que nos hemos entretenido y, a veces gozado masoquísticamente, en la repetición de las po– lémicas suscitadas en torno a la publicación de la Instrucción sobre la libertad cristiana y liberación (22 de marzo de 1986) y anteriormente (ó de agosto de 1984) la Instrucción sobre la teología de la liberación. Ciertamente una instrucción no resuelve todas las ambigüedades ni sa– tisface a todos; ofrece, a su modo, directrices, sin duda temporales, pero sufi– cientemente orientadas y satisfactorias para poder enfocar y resolver un conflicto, precisamente mediante una apertura universal, en nuestro supues– to, a una doctrina social de la Iglesia. Transcribo líneas escritas recientemente: "Creo que debemos avanzar más si "nueva evangelización", liberación integral, "inculturación" y diálogo describen la búsqueda de respuesta a la secularización y a la posmoderni– dad, que nos afectan también en América Latina. Pero, dado que es un em– peño "desde arriba y desde el centro", importa ahora hacerlo desde "abajo" y desde la periferia, que aportan elementos y tendencias nuevas y significa– tivas en lo religioso y en lo sociocultural. Al respecto, se señalan dos tenden– cias dominantes: neoconservadurismo y posmodernidad. En ambos casos se trata del rechazo de un "núcleo duro" de la sociedad estructurada por in– tereses de producción y burocratismo, por un funcionalismo positivista y cierto pluralismo cultural. El neoconservaclurismo, reaccionando desde el "centro" contra las "crisis" internas y de fuera, también en lo religioso, se de– fiende en el fundamentalismo, en el "sectarismo" y en la sacralización del neoliberalismo después de la caída del socialismo real..." 18 . Europa humana, en Razón y Fe, 224 (1991), 13 y ss., en particular p. 23:~ctitud crítica ante el capitalismo: hacer imposible que el actual capitalismo no sea el fin de la historia. 17. Véase ARULSAMY, La teología de la liberación en la India, en Selecciones de Teolo– gía n.106, 1988, p. 57 y ss. 18. TAPIA, B., Lectura franciscana de la realidad actual de América Latina y del mundo, en Cuadernos franciscanos 25/1991, enero-marzo, nº 93, p. 8.

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