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378 FRAY SATURNINO ARA Y, sin embargo, la doctrina social no es algo extrínseca a la vida de la Iglesia; menos aún, ingerencia de lo religioso en un ámbito que no sería de su competencia. Como venimos recordando, al tomar textos de las encíclicas Sollicitudo rei socialis y Centesimus annus, la doctrina social de la Iglesia es– tá dentro del ámbito de la evangelización, de modo que para la Iglesia, en– señar y difundir la doctrina social "no pertenece al ámbito de las ideologías, sino al de la teología y especialmente al de la teología moral" 13 • Lo que equivale a decir, está en la entraña misma del ser cristiano. Así nos lo ponen de manifiesto esas dos corrientes o escuelas teológicas que pre– sentamos, de inmediato, con una valoración dirigida a ayudar nuestro inten– to de presentar la conexión entre la nueva evangelización y la doctrina so– cial. No pretendemos ni dar una visión ni presentar una definición de lo que denominamos teologías de la liberación y teologías también neocapitalistas, neoliberales o neoconservadoras. Está de más recordar aquí el contenido, evolución y críticas de que han sido objetos. 1.3.1 Las teologías de la liberación Latinoamérica es el lugar histórico y teológico de su nacimiento y desa– rrollo14. Porque es en el sudcontinente cristiano, en el que parte del pueblo vive y muere en condiciones infrahumanas: desnutrición, mortandad infan– til, enfermedades endémicas, salarios de hambre y desempleo.A esto se aña– de la falta de seguridad social, de higiene, de hospitales, de viviendas, de es– cuelas... En una palabra, ausencia de lo necesario para que éste pueda pueda vivir con dignidad y sin dependencias 15 . Ante esta situación y olvidando, quizá, la opresión sufrida por otros pue– blos, en su mayoría no cristianos, se ha producido esa reacción teórica y práctica que conocemos, en términos universales eclesiales, como opción preferencial por los pobres, y en concepción más propiamente latinoameri– cana, como teologías de la liberación 16 • 13. Cfr. Sollicitudo rei socialis, 41 y Centesimus annus, 5, 6 y 55. Véase: Nueva estrategia evangelizadora para los próximos años. A la Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina (14-6-91), en Ecclesia núm. 2.535, 6 de julio de 1991, p. 25, (1.045). 14. Remitimos al lector a la obra de TAMAYO ACOSTA, J. J., Para comprender la teo– logía de la liberación, Estella, 1990, donde se pueden encontrar interpretaciones personales y abundante bibliografía ilustrativa del tema. Véase también DUQUOC, C., Liberación y pro– gresismo. Un diálogo teológico entre América y Europa, Santander, 1989, y MÚGICA, C., Doctrina Social de la Iglesia y Teología de la Liberación, en Iglesia Viva 153/154, 1991, p. 281ss. 15. Cfr. TAMAYO, o.e., p. 57. 16. Juan Pablo II escribe: "En el pasado reciente, el deseo sincero de ponerse de parte los oprimidos y de no quedarse fuera del curso de la historia ha inducido a muchos creyentes a buscar por diversos caminos un compromiso imposible entre marxismo y cristianismo. El tiempo presente, a la vez que ha superado todo lo que había de caduco en estos intentos, lle– va a reafirmar la positividad de una auténtica teología de la liberación humana integral". Centesimus annus, 26. Véase DÍEZ-ALEGRÍA, J.M.,Condiciones para el proyecto de una

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