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LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA 397 mar ese vacío. Esto sólo es posible, literalmente, por la fuerza de un milagro. También la primera evangelización, por lo demás, se ha sostenido siempre por la fuerza del Espíritu que realiza el milagro. El milagro de nuestro tiem– po es el de la civilización del amor y de la unidad que el mundo no conoce y renace, entre algunos, por la fuerza del Espíritu. Se trata, pues, del aconteci– miento de Pentecostés, de la experiencia espiritual de los primeros discípulos que podían hablar de Cristo, no ya basándose en una tradición cultural, sino en un acontecimiento personalmente vivido. 3.3 Caridad y justicia El acontecimiento personalmente vivido del encuentro con Cristo, pre– supuesto de toda evangelización y de la nueva que apuesta por la civili– zación del amor, objetivo de la doctrina social, es el hecho que garantiza el futuro de la nueva evangelización y de la doctrina social de la Iglesia. El fu– turo se basa también en el testimonio de la caridad, concepto cristiano sobre el que vamos a reflexionar en este tercer punto de nuestro tercer apartado, en el que presentamos algunas indicaciones sobre el futuro de la nueva evangelización y de la doctrina social de la Iglesia 46 • La Iglesia es "experta en humanidad", decía Pablo VI 47 • Añade Juan Pablo II: "y esto le mueve a extender necesariamente su mi– sión religiosa a los diversos campos en que los hombres y mujeres desarro– llan sus actividades, en busca de la felicidad, aunque siempre relativa, que es posible en este mundo, de acuerdo con la dignidad de la persona" 48 . Y con– tinúa más adelante explicando cómo a este fin se debe utilizar el instrumen– to de la doctrina social. Con demasiada frecuencia se asimilan la doctrina social y los dictados de la justicia. La nueva evangelización se compromete a conseguir un justo equilibrio y realización entre caridad y justicia social, superada la situación de pereza y de preconceptos que, provenientes también de otras aptitudes, introduce una engañosa alternativa entre caridad y justicia. Será necesario hacer bien presente la llamada del Concilio que habla de la caridad como distintivo del apostolado cristiano y que advierte que es necesario "cumplir antes que nada la exigencia de la justicia, para no dar como ayuda de cari– dad lo que se debe por razón de justicia" 49 . 46. Véase Declaración final de la Asamblea Rspecial para Europa del Sínodo de los Obis- pos, o.e., p. 12, 5. 47. Populorum progressio, 13. 48. Sollicitudo rei socialis, 41. 49. Apostolicam actuositatem, 8. Véase SABORIDO CURSACH, J. L., La vida religiosa en su inserción: "Nuevas sabidurías", en Sal Térrea 79 (1991), 737 y ss., donde se exponen al– gunos conceptos sobre la justicia que hoy se nos presente como algo más universal y global,

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