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LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y LA DOC"'TRINA SOCIAL DE LA IGLESIA 393 3. EL FUTURO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y DE LA DOCTRINA SOCIAL CRISTIANA En la práctica, con el título y con los temas concretos que nos propone– mos, nos gustaría poder responder a un cuestionamiento más general sobre el futuro del cristianismo que, incluso, angustia a algunos creyentes, y, más concretamente al interrogante que tantos religiosos se formulan sobre el fu– turo de la vida consagrada, a partir de algunas tendencias detectadas en la situación actual. Nos hemos referido a esas tendencias cuando hemos constatado que las estadísticas arrojan cifras de disminución de la práctica religiosa y de caída del número de vocaciones sacerdotales y religiosas. Aspectos negativos. No nos hemos referido a los aspectos positivos, como por ejemplo a las cifras es– tadísticas que señalan fuerte desplazamiento de la vivencia cristiana de los países de occidente, tradicionalmente cristianos, a los países del denomina– do Tercer Mundo, que comprueban una mayor participación del laico en los compromisos apostólicos y eclesiales en general, viven una renovación li– túrgica y bíbiica, etc. El futuro de la nueva evangelización y de la doctrina social la presenta– mos desde tres perspectivas que podrían ser consideradas la utopía creada por una fe cristiana viva y actualizada y una Doctrina Social de la Iglesia, ex– presión de compromiso y empeño de contribuir eficazmente a la constitu– ción de una sociedad, fruto del hombre nuevo. 3.1 La sociedad del bienestar y de la solidaridad Esta sociedad es un reto para el cristianismo, empeñado en tantos mo– mentos de su historia y desde la vida concreta de cada día, no tanto en re– saltar el camino de la cruz que, al referirse a Cristo Dios, es un profundo y acogedor misterio, sino más bien en ayudar una cierta "resignación" ante la impotencia del hombre para mejorar su situación y en prevenir contra el pe– ligro de sentirse egoísticamente despreocupado de los valores eternos, al en– contrarse bien situado en la tierra. La investigación, la ciencia y la técnica y los hombres y mujeres que de– dican sus esfuerzos a mejorar las condiciones de vida de la sociedad y del in– dividuo, se sienten, en cierta medida, satisfechos de los programas y servi– cios que pueden ofrecer a sus semejantes. Por su parte, los ciudadanos de nuestra sociedad que hemos dado por llamar del Bienestar, se manifiestan, en un grandísimo porcentaje, satisfe– chos de su forma de vida. Nos remitimos a las estadísticas recientemente pu– blicadas36. Ello no obsta a que el hombre moderno viva con angustia tantas situa– ciones de marginación, pobreza económica y subdesarrollo cultural, viola-

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