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388 FRAY SATURNINO ARA "Conviene ahora dirigir la atención a los problemas específicos y amenazas que surgen dentro de las economías más avanzadas y en relación con sus pe– culiares características, nos dirá Juan Pablo II. En las precedentes fases de de– sarrollo el hombre ha vivído siempre condicionado bajo el peso de la necesi– dad, las cosas necesarias eran pocas, ya fijadas de alguna manera por las estructuras objetivas de constitución corpórea, y la actividad económica estaba orientada a satisfacerlas. Está claro, sin embargo, que hoy el problema no es só– lo ofrecer una cantidad de bienes suficientes, sino de responder a una deman– da de calidad: de la mercancía que se produce y que se consume; calidad de los servicios que se disfrutan; calidad del ambiente y de la vida en general" 3 º. La demanda de una existencia cualitativamente más satisfactoria y más rica es algo en sí legítimo. Particular que tendrá que tener muy en cuenta quién anuncia la Buena Nueva de Cristo, defensor de los pobres y necesita– dos, médico de enfermos, etc., si bien podrá y deberá poner de relieve las nuevas responsabilidades y peligros correspondientes a esta fase del bienes– tar que está creando una cultura tan diversa, la que conocemos por la del consumismo: poder, dinero, sexo, placer, salud, descanso..., conocida como Estado del Bienestar, hoy sometido a fuertes ataques y revisión. Es el mismo Juan Pablo II quien, admitida como legítima esa existencia cualificada, llama la atención contra un consumismo, contrario a la salud y a la dignidad del hombre, y hace referencia expresa a la droga. El nuevo evan– gelizador deberá orientar también hacia un consumo moderado de comidas, de descanso, de alcohol, en general, de todo lo superfluo, invitando al hombre evangelizado a saberse contentar con lo "necesario" y compartir con el pobre. La nueva evangelización pone el acento en la opción preferencial por los pobres. Es la señal de conversión de la Iglesia que entiende que la riqueza y la formación son dones de Dios de los que no participan proporciones in– mensas de la humanidad, y que se decide a estar y vivir con el pobre y para el pobre, a fin de conseguir que salga de su pobreza, en primer lugar, material y, luego cultural. La opción por los pobres lleva consigo una nueva evangeliza– ción comprometida con toda marginación o pobreza que, a veces, tiene muy poco de material, y sí mucho de espiritual y tanto de pecado. En esta perspectiva, el amor preferencial por los pobres se muestra como "una opción o una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cris– tiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vi– da de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y, consiguientemente, a nues– tro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar coherentemente so– bre la propiedad y el uso de los bienes" 31 • Sin esta solidaridad concreta, sin la atención perseverante a las necesidades materiales y espirituales de los her- 30. Centesimus annus, 36. 31. Sollicitudo rei socialis, 42.

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