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LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA 383 el aborto y en la polémica sobre la licitud o no de las despenalizaciones ci– vil del mismo. Pero la doctrina social cristiana hablará también en tonos in– sistentes, de la necesidad de la fidelidad de los esposos, de la educación de los padres para el afecto y acompañamiento de los hijos, del derecho de los niños a su educación integral, afecto, intelectual y moral, de los deberes sub– sidiarios del Estado e incluso de la Iglesia a este particular. La familia, como expresión de amor conyugal, como lugar de atención a los mayores y como origen de la vida es siempre una escuela de fe. Tiene asignada la tarea de transmisión de la fe que no se impone sino que se con– trasta y se ofrece en base a una aceptación por diversas generaciones. Juan Pablo II escribe en la Centesimus annus: "La primera estructura fundamental a favor de la "ecología humana", es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende que quiere decir amar y ser amado, y por consiguiente que quiere decir en con– creto ser una persona. Se entiende aquí la familia fundada en el matrimonio, en el que el don recíproco de si por parte del hombre y de la mujer crea un ambiente de vida en el cual el niño puede nacer y desarrollar sus potenciali– dades, hacerse consciente de su dignidad y prepararse a afrontar su destino único e irrepetible. En cambio, sucede con frecuencia que el hombre se sien– te desanimado a realizar las condiciones auténticas de reproducción huma– na y se ve inducido a considerar la propia vida y a sí mismo como conjunto de sensaciones que hay que experimentar más bien que como una obra a realizar. De aquí nace la falta de libertad que le hace renunciar al compro– miso de vincularse de manera estable con otra persona y engendrar hijos, o bien le mueve a considerar a éstos como una de tantas "cosas"que es posi– ble tener o no tener, según los propios gustos, y que se presentan como otras opciones. Hay que volver a considerar la familia como el santuario de la vida. En efecto, es sagrada; es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogi– da y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico creci– miento humano: Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constitu– ye la sede de la cultura de la vida" 23 • 2.1.2 La familia, adecuado sujeto social Por lo demás, hemos de tener presente que la pareja y más concreta– mente la familia es una experiencia de socialización y por tanto de existen– cia de personas que no se dan por sí mismas. Presupone la elección que se alarga a la amistad de otras parejas y familias. Y una auténtica amistad en el plano familiar se configura entonces como una acogida de familias en las 23. Centesimus annu,; 39.

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