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382 FRAY SATURNINO ARA 2.1.1 La familia transmisora de fe Las líneas básicas de la antropología y pedagogía presentes en la doctri– na social cristiana, bien conocidas y mejor transmitidas con la nueva evan– gelización21, pueden ayudar a un planteamiento familiar que destaque los presupuestos psicológicos, emocionales y existenciales de la fe, mucho más que los racionales e incluso, quizá, que los morales, pues parece que los pre– supuestos racionales y morales dependen de los existenciales. El hogar bien nacido y transmisor de fe es la mejor garantía del respeto a los ancianos y de la valoración justa de la vida. Consiguientemente tene– mos que subrayar determinados aspectos de la doctrina social o acción evangelizadora que actúan directamente en las estructuras familiares. En primer lugar, lo que es el último y decisivo testimonio evangelizador, como puede ser la enfermedad, ancianidad y muerte. La muerte de los pa– dres es una experiencia de las más dramáticas, pero también de las más ricas en contenidos de nuestra existencia. El morir cristiano es un dar la vida por lo que se ama, una confirmación última y definitiva del propio amor y de las razones de la propia existencia. Pero este proceso de la muerte en el seno de la familia, centro focal de la existencia humana, tiene para la doctrina social cristiana otros aspectos; la organización para la aceptación de los años del declive que no se reduce a una creación e instalación de residencias, deficientes en nuestra sociedad, si– no a la constitución y formación del mismo hogar como lugar de culmina– ción de los años de lucidez, de ayudar para aceptar esa verdad de que el hombre no se mide por lo que hace sino por lo que es. La evangelización del futuro, concretamente en Europa, se basa en dos pilares de la vida familiar y de la pareja, la enfermedad, ancianidad y muer– te, y la capacidad de engendrar la vida 22 • Y nos encontramos con ese segundo aspecto, el primero en el origen, el de la vida que viene engendrada y dada en la estructura familiar. Pensamos, de inmediato, en la necesidad de proclamar las conveniencias de programar la vida, en la problemática de los anticonceptivos, en la necesidad de evitar 21. La Declaración final de la Asamblea Episcopal para Europa del Sínodo de Obispos (28-11-91 a 14-12-91), en Ecclesia nº 2.559, 21 de diciembre de 1991, p.15 dice: "La Iglesia es– tima en grado máximo el valor permanente de la familia, fundada en el matrimonio, porque está instituida por Cristo y constituye una piedra fundamental para la edificación de la Igle– sia y de la sociedad. Pide, por tanto, a todos, especialmente a los que tienen una responsabi– lidad en la sociedad, tanto en el ámbito político y legislativo como en el ámbito administra– tivo, social y económico, que defiendan la familia y la promocionen en sus derechos. La Asamblea sinodal propone, por ello, nuevamente a la atención de los gobiernos la Carta de los derechos de la familia preparada por la Santa Sede (1983), incluso en relación con el fu– turo Año Mundial de la Familia (1994)". 22. Cfr. VII Simposio de los Obispos de Europa, octubre 1989: Actitudes del mundo de hoy frente al nacer y morir, un reto para la evangelización.

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