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LA ANTIGUA MISIÓN DE MARACAIBO (1749-1820) 323 na respondía al Provincial de Aragón, Los Arcos 30 de octubre de 1696, que no tenía ningún religioso dispuesto para pasar a dicha misión. Esta ne– gativa incitó al Comisario General P. Félix de Cabra, Provincial de Anda– lucía, a intervenir para que el de Navarra diese los cuatro misioneros que había ofrecido y el de Aragón pusiese los otros cuatro, a fin de completar la expedición de ocho, que había concedido la Corona, Cabra 30 de octu– bre de 1696 13 . d) Esta ayuda prosiguió en el siglo xvm, ya que el Consejo mandaba al Provincial de Navarra que se dirigiesen a embarcarse a Andalucía, no a Pa– sajes, a los ochos misioneros destinados a Cunamá 14 . Otra cédula al Pro– vincial de Navarra para que preparase 8 misioneros para las misiones de Cunamá, 28 septiembre 17141s. e) No resulta infrecuente encontrar misioneros de procedencia navarra en Cunamá e incluso en Santa Marta-Maracaibo bajo la obediencia de la Provincia de Valencia, lo que se debía a la extensión de las mismas y tam– bién a la peculiar situación hispánica al tiempo de la guerra de Sucesión, en la que las Provincias de la Corona de Aragón sufrieron duras represio– nes por su tendencia filoaustriaca 16 . 2. Desmembración de la Misión de Santa Marta Las misiones capuchinas de América fueron naciendo por desmembra– ción; así sucedió con la misión de Santa Marta, separada de Caracas. a) Es verdad que Fr. Mauro de Cintruénigo religioso lego de la Provin– cia de Valencia pretendió que se le concediera misión aparte en el reino de Perú; viajó a España y con el temple de otro Francisco de Pamplona, reali– zó estas diligencias. El comisario general P. Gabriel de Andújar escribía al Consejo, Andújar 31 dic. 1692, que se le podía conceder misión aparte de Caracas 17 . Existe buena correspondencia autógrafa de los años siguientes, Cádiz 12 octubre 1694 y 1698. Se firma Frai Mauro de Zintruenigo Missio– nario Apostólico. 13. AGI, Santo Domingo leg. 641. No podemos citar el folio del documento dentro del le– gajo por no estar numerados los documentos. 14. AGI, Santo Domingo leg. 641. 15. AGI, Santo Domingo leg. 677. Se deduce que los aragoneses o no eran fiables, o no podían enviar personal a causa de la guerra de Sucesión. · 16. Recogimos algunos testimonios y datos en nuestro estudio Presencia de los Capuchi– nos en Rentería (1612-1837) y (1958-1983), San Sebastián-Donostia, 1983, pp.142-145. 17. AGI. Santo Domingo leg. 677. Quizá detrás de este Fray Mauro se esconde otra per– sonalidad relevante del reino de Navarra, en la península y en misiones. Él lleva el peso de to– das las gestiones.

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