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LA ANTIGUA MISIÚN DE MARACAIBO (1749-1820) 357 sioneros. Desde la muerte de Chourio, Manuel García de la Peña había con– seguido ser reconocido como sucesor del mismo en los bienes y en el cargo y documentamos que se lanzó a dar la batalla a los misioneros. Conocemos un Memorial impreso del Prefecto P. Pedro Felipe de Cintruénigo, Maracaibo 8 de mayo de 1761 95 , en el que remite a cada paso a la causa seguida ante el go– bernador de Maracaibo entre los capuchinos y García de la Peña y desen– mascara las calumnias del mismo, quejoso porque los misioneros no le reco– nocían el cargo de Cabo principal para la pacificación y población. Confirma nuestra interpretación otro memorial del mismo Prefecto P. Cientruénigo, Maracaibo 1763, donde alude a autos pasados ante el tribunal creado por García de la Peña en Perijá, con individuos incompetentes y donde consta– ban ya muchas acusaciones aparecidas en 1777 en el Consejo y en la corte 96 • En resumen, este prolongado y tenso episodio plantea con realismo y hasta con exacerbación cómo entendían los problemas capitales indianos dos mentalidades opuestas, la de los misioneros y la de los pobladores lai– cos. Escribía el Pacificador Chourio que era"ageno del cargo de los misio– neros hacer las reducciones con el estrépito y ruido de las armas y ya por ser imposible lograrlo por este medio". El Prefecto de los misioneros pro– clamaba que Chourio buscaba sincerar su conducta ante la corte, y que no bastaba la reducción, sino "ganarlos para Dios y Reducirlos a población y doctrina" 97 • En todo caso, el bronco episodio con García de la Peña sirvió para que los misioneros se entregasen con mayor dedicación a la pacifi– cación y reducción de los motilones, como ha quedado probado en los cua– dros de pueblos fundados por ellos desde final de la década de 1770 98 • 4. Los misioneros capuchinos y la libertad de los esclavos negros Los pobladores de Perijá tenían todos esclavos y sobre todo esclavos negros. Los tenía, sobre todo, Chourio, trabajando en sus haciendas; los im– portó él mismo de Curac;ao y su sucesor García de la Peña de diversos mercados negreros. Se puede pensar en 600 esclavos negros. Los misione- 95. Original en AGI, Caracas leg. 263, sin fecha. 96. Ambos memoriales del p. Cientruénigo fueron impresos y sus copias en Arch. Prov. Cap. Pamplona, leg. Maracaibu, sin fecha. 97. F. DE RIONEGRO, Misiones... , pp. 91-99, p. 98. 98. ANTONIO DE ALCACER, Las misiones capuchinas en el Nuevo Reino de Granada huy Colombia (1640-1820). Puente del Común, 1959. B. DE CARROCERA, Los indios moti– lones. En el segundo centenario de su primer contacto pacífico (1772-1972), en Missionalia llis– panica 30 (1973), pp. 191-223. donde ya prometía la historia de la misión de Maracaibo en dos o tres vols. Véase, sobre todo, el documentado estudio, compuesto como un libro de campo, de DIONISIO CASTILLO, Los Barí. Mito y sociedad en los Barí. Salamanca, 1992, 3ª ed.
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