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352 TARSICIO DE AZCONA ques, pero envió a dos religiosos, ninguno nativo de Andalucía, los PP. Ildefonso de Zaragoza y Pablo de Orihuela, de dicha misión. La pri– mera sesión fue celebrada el 26 de septiembre de 1690. Se leyeron cua– tro cédulas reales, referentes a los cuatro puntos enunciados y que ser– virían de punto de partida y de examen. Los religiosos avanzaron una primera postura y defensa: Dichas cuatro cédulas eran siniestras, es de– cir, habían procedido de la Corona por los informes siniestros de per– sonas que no conocían bien a las misiones; además, dieron una res– puesta sucinta y por orden a las cuatro cédulas. Respecto de la primera, los dos capuchinos sostuvieron que redu– cían a los indios con blandura y suavidad y presentaron un largo cues– tionario de doce puntos, a los que debían responder los testigos quepa– reciera oportuno, y que iba encaminado a probar cómo realizaban las entradas a los indios en plan pacífico, reducían a los indios, los asenta– ban en pueblos, ejercían en ellos el gobierno civil mediante capitanes, tenientes y fiscales, que se encargaban de prender, juzgar y castigar a los indios y de meterles en el cepo. Cuando merecían castigo. Se abste– nían de otros actos civiles, y los remitían a los corregidores y justicias del gobernador. Velaban de continuo en los pueblos para evitar que los indios se fugasen a los montes; a algunos indios malévolos los separa– ban con sus familias durante semanas y meses para que no inquietasen a los demás. b) Bautizaban a los párvulos, pero no se los arrebataban a sus padres, sino que proseguían la educación de los mismos, manteniéndoles en sus propias casa y familias. e) Estaban en formar cajas de comunidad en los pueblos reducidos; a fin de que cada familia entrase en las mismas con el fruto de sus trabajo, el que producían sus campos y sus hatos, a fin de fomentar el trabajo, el ahorro y de elevar la vida de los indios. d) Estaban dispuestos a enseñar el español a los indios, pero era difícil lle– gar a este nivel en todos los pueblos reducidos; no era posible que el misionero preparase la escuela e hiciese el oficio de maestro. A la última sesión de la Junta, celebrada en San Francisco de Nirgua en octubre de 1690, fueron invitados todos los misioneros, presididos por el Prefecto Pedro de Berja; les leyeron todo el proceso y lo firmaron 88 bis_ El expediente formado a los capuchinos tocaba a problemas vivos, de los que salieron tan airosos, como eran insidiosas las acusaciones ante las autori– dades indianas y peninsulares. 88 bis. Aparecen religiosos procedentes de otras Provincias. Además de los citados, Ar– cángel de Albaida, Mauro de Cintruénigo, Gregorio de Ibi y Matías de Pamplona, con sus fir– mas, Ibídem cuadernillo f. 19v.
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