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DESCRIPCIÓN ROBOT DEL CAPUCHINO EVANGELIZADOR 247 actitudes de un pasado que han minado la acción pastoral de la Iglesia y acarreado resentimiento e indiferencia. No consume sus energías en dis– cursos moralizantes y en campañas rigoristas, que tanto han desacreditado el magisterio y enseñanza. Se compromete con la instauración de los nue– vos valores que proceden de la raíz, extraordinariamente fecunda desde el punto de vista moral, de la fe cristiana. Presenta, en definitiva, la comuni– dad de salvados que han visto y oído, y por eso pueden callar 8 , y que, aun– que sigan conociendo el pecado,habrán descubierto la libertad de los hijos de Dios y vivirán el cristianismo como buena nueva de salvación, libera– ción y esperanza. 9 En estos momentos cabe recordar otra característica del capuchino evangelizador del futuro, hombre entusiasmado de Cristo y de la Iglesia, la de su fidelidad a la consagración religiosa 10, mediante la cual da testimonio de su adhesión personal a Cristo y de su aceptación del valor de la Iglesia como institución que anima y arropa el empeño de "trabajar según sus fuerzas y según la forma de la propia vocación, sea con la oración, sea con la acción por implantar o robustecer en las almas el Reino de Cristo y di– latarlo por todas las regiones" 11 • 2.2 Seguro ante el futuro y sin resentimientos ante el pasado En la mayoría de los institutos religiosos y de la diócesis las estadísticas dan una alarmante pirámide de edades. No aparece que despunte elevan- 8. Hch. 4, 20. 9. Cfr. AA.VV ., La Iglesia en la sociedad española, Estella, 1990, p.195 y anteriores. 10. "Despojado como está de título de gloria, de tentaciones de poder, de rivalidades in– ternas, el mundo de los religiosos se encuentra hoy más llamado a centrarse sin ambigüeda– des -en la humildad y a veces en la humillación- en los valores evangélicos. Es claro, que los religiosos, igual que todos los demás, son hombres y pecadores expuestos a la posible bús– queda de ciertas compensaciones que les ofrece el mundo y a la invasión del culto a los ído– los que se impone a tantos de· su coetáneos. Pienso, no obstante, que la vida religiosa ha de ser buscada, cada vez más claramente, en función de lo que es su propia naturaleza. Se abren, por supuesto, otros caminos de vida y compromiso cristiano, pero creo poder reconocer en mis hermanos y hermanas religiosos, a pesar de sus flaquezas, infidelidades e incoherencias, una llamada, acogida con agradecimiento y gozo, a encontrar únicamente en el Evangelio, al re– vés de las lógicas que propone el mundo, la palabra de vida, por la que quieren ser medidos, por la que quieren ser convertidos sin cansarse jamás. Hoy, la vida religiosa es, sin duda, me– nos gloriosa, más fácilmente contestada y más voluntariamente ignorada y despreciada, pero también en eso se le abre la posibilidad de redescubrir nuevamente la opción que la atravie– sa a favor de Jesús y de su misterio pascual, la adhesión que le propone su Señor alo que, con ojos mundanos, sólo puede ser considerado como tontería o estupidez. También eso es fuen– te de consolación verdadera". DECLOUX, S., La situación actual. 11. Lumen Gentum, 4.
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