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DESCRIPCIÓN ROBOT DEL CAPUCHINO EVANGELIZADOR 245 mejor si ésta es original y creativa, obra propia. No puede perder entusias– mo y capacidad de acción, atraído por divagaciones e idealizaciones o sim– plemente programaciones de presencias "minoríticas" que tantos otros re– ligiosos evangelizadores realizan hoy con competencia, dedicación y sin pretensión alguna, en fuerza de un carisma o patrimonio espiritual de pro– pio instituto, providencialmente nacido para una actuación especializada y generosa entre la marginación y el mundo de la pobreza. Decíamos al finalizar la intervención en torno al tema de la Nueva Evangelización, que los superiores deberán distinguirse por su creatividad y originalidad para dar disposiciones de gobierno audaces y lúcidas. Aña– dimos, ahora, que esas disposiciones pueden ser las pinceladas que ayuden a dibujar los rasgos del capuchino evangelizador, por tanto, acertadas en sus propuestas. De forma que los Hermanos encuentren en ellas puntos de referencia donde fijar y asegurar sus criterios, pudiendo así evitar tanta pérdida de energías desplegadas en discusiones y planificaciones de la pro– pia tarea evangelizadora actualizada y de futuro, indiscutiblemente ligada al libre albedrío y generosidad del hombre, pero ciertamente dependiente de la providencia del Señor. Ofrecemos algunos de los rasgos que deberán caracterizar al capuchi– no evangelizador del hoy y del futuro inmediato. No son exclusivos. Res– ponden a notas evangelizadoras, por tanto comunes a los laicos y clérigos que constituyen la Iglesia de Cristo. Son incluso patrimonio universal de la humanidad en fase de progreso y en choque de tercera ola. Deben ser el logro generoso de un particular patrimonio espiritual o carisma... 2.1 Hombre entusiasmado de Cristo y de la Iglesia De momento podrá parecer que este rasgo del capuchino evangeliza– dor del hoy y del futuro inmediato tiene muy poco de novedoso. No obs– tante, aparece profundamente novedoso y es retador. Porque la humani– dad está necesitada del testimonio de un grupo entusiasmado con Cristo, que viva el Evangelio y que se manifieste sinceramente reconocido a la providencia del Señor, la cual ha hecho posible esa persistencia del Evan– gelio mediante la Iglesia que, en cuanto Misterio, es mensaje perenne, y, en cuanto Institución se acomoda continuamente a los signos de los tiempos y a la cultura de cada época y de los distintos pueblos. El evangelizador del futuro deberá valorar las estructuras y saber ha– blar de la Institución o asociación Iglesia a una colectividad individualista, en parte, como consecuencia de la socialización exigida por una coordina– da satisfacción de necesidades, por ello mismo alérgica al asociacionismo. Deberá saber presentar a la misma Iglesia como encuentro de personas, donde el hombre tiene asegurada su dignidad y garantizado su respeto.

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