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DESCRIPCIÚN ROBOT DEL CAPUCHINO EVANGELIZADOR 251 Libre para aceptar y dar respuesta consciente a las invitaciones evan– gélicas que apuestan por la obediencia, pobreza, castidad, perdón o mise– ricordia y demás consejos. Como amante de la verdad y entusiasta de la libertad, será respetuoso profundo de esas variadas situaciones en las que se encuentra el hombre moderno que corre tras la verdad, porque se siente nacido para la libertad y no lo es. Encuentra verdades que le atan, pero no le liberan. Esto no su– cede con la verdad de la libertad evangélica que es necesario anunciar. Concretando, para que el capuchino evangelizador del futuro pueda ser creíble, deberá sentirse libre y actuar en la verdad, es decir, ser cons– ciente de la realidad de los seres humanos a quienes se intenta transmitir la fe: una realidad muy injustamente configurada que se manifiesta en la existencia "de una multitud ingente de hombres y mujeres, niños adultos y ancianos; en una palabra, de personas concretas e irrepetibles que su– fren el peso intolerable de la miseria" 17 ; una realidad autónoma y laica, alertada ante el hecho religioso y más concretamente ante el cristianismo, y en realidad descentrada y plural, antropológica, cultural y en sentido re– ligioso.18 Para poder y saber proclamar la verdad de la injusticia hace falta, hoy más que nunca, libertad ante un mundo cargado de sospechas ante la fe, y esa libertad la concede la actitud de pobreza del que se siente sin compro– misos de defensa de bienes propios o posiciones en la Iglesia y en la socie– dad; de nuevo, la minoridad propia de quien sirve. 2.4 Fuerte en la misericordia Característica y, al mismo tiempo, exigencia inquietante del hombre contemporáneo es la actitud misericordiosa, como consecuencia de un de– sengaño ante la justicia humana que no logra establecerse en los dominios de la sociabilidad o, sencillamente, no le llena y satisface. Así lo reconoce Juan Pablo II en la primera encíclica Dives in miseri– cordia cuando recuerda este calificativo de la misericordia con expresiones tomadas directamente del Evangelio. Al evangelizador fuerte en miseri– cordia le denominaríamos el hombre de las bienaventuranzas. Francisca– namene, el del perdón y de la alegría, el de la hermandad, el del abrazo y el del cántico a las criaturas. Cabe entonces entender a Francisco de Asís como el patrono de la ecología, expresión de una espiritualidad integrada, 17. Cfr. Sollicitudo reí socia/is, 13. 18. Cfr. LOIS FERNÁNDEZ, J., Consideraciones para una teoría de la comunicación y transmisión de la fe, en La transmisión de la fe en la sociedad actual, Estella, 1991, pp. 250-251.

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