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CAPUCHINOS CATALANES EN TIERRAS DE AMÉRICA 235 viajaron al Ecuador invitados por su presidente García-Moreno y, en 1872, fundaban convento en Tulcán, y de allí pasarían a territorio colom– biano, y a distintos puntos de América Central. No obstante, no sería has– ta 1899 que, de una manera definitiva, lograrían fundar un convento en Cartago (Costa Rica). Un año después, a raíz de la restauración de la Pro– vincia monástica de Cataluña y Baleares, se confiaba a ésta las misiones de Colombia y Costa Rica, con las estaciones misionales del Caquetá y Cho– có, y los conventos de Pasto y Túquerres. La casa de Cartago se convirtió, de inmediato, en el centro aglutinador de lo que, en un futuro, sería la Vi– ce-Provincia de América Central y México, dependiente de la Provincia de Cataluña hasta 1984, con distintas fundaciones, algunas bastante efíme– ras, a Pocito de Guadalupe (1907) y Nuestra Señora de los Remedios (1910) en Méjico, las cuales hubo de abandonarse, a causa de la persecu– ción religiosa de 1926. También en este mismo año se retiraron de Colón (Panamá), que se había fundado en 1921. En territorio hondureño se fun– dó casa, en 1911, en la población de Comayagua; y en Nicaragua hubo dos fundaciones: Managua (1915) y Rivas (1916). En el año 1923 se cerraron las casa de Comayagua y Rivas y, en 1926, se tomaron seis parroquias de la región de Guanacaste (en Costa Rica), que se atendieron hasta 1945, en que fueron devueltas al obispo. En Blueficlds (Nicaragua), la incipiente misión existente entre los indios misquito de la costa atlántica, se eregía en Vicariato Apostólico en 1924, bajo la coordinación de Mons. Agustí Bernaus, el cual, fallecido en 1933, fue sustituido por Mons. Maties Sola Farell quien, agobiado por la escasez de personal, en 1943 traspasó la res– ponsabilidad de la misión a los capuchinos norteamericanos de la provin– cia del Calvario. El mes de enero de 1947, los capuchinos catalanes retor– naban a Méjico, aceptando la custodia de la ermita de la Inmaculada Concepción, ubicada en Las Águilas. 12 Las fundaciones en territorio colombiano se habían iniciado en el año 1888 en Túquerres; y muy pronto a petición del obispo de Popayán fueron invitados a misionar en la región del Chocó estableciendo, en 1893, una re– sidencia en Quibdo. De forma muy parecida, el obispo de Pasto invitaba a los capuchinos a misionar en la inmensa región del Caquetá, en plena Amazonía Colombiana. La acción evangelizadora, no obstante, no se consolidaría hasta que, en el año 1904, la Santa Sede erigió la Prefactura Apostólica del Caquetá. En 1896 se había fundado la primera estación misional en Mocoa y el año 1899 en Sibundoy y, muy poco antes de la fundación de la Prefectura, la re– sidencia de Florencia en 1902. 12. Sobre la actividad misionera en América Central y México, véanse las obras de Igna– si de Cambrils y Pacífic de Vilanova, citadas en la µota núm. 1.

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