BCCCAP00000000000000000001468

234 VALENTÍ SERRA DE MANRESA cunda labor de los capuchinos catalanes en la Guayana, los cuales, con su tenacidad y presencia, consiguieron fijar los límites de la Venezuela ac– tual: "Sobre la tumba de los capuchinos, Venezuela está obligada a deposi– tar coronas de agradecimiento. A ellos les debemos no haberlo perdido to– do. Hasta donde llegaron los religiosos en su misión evangélica, puede decirse que llegaron nuestras fronteras. Al plantar la cruz fijaron los linde– ros de Venezuela. " 11 Si en mayo de 1817 las tropas del general Bolívar ponían fin a la pu– jante misión de la Guayana que, rápidamente, fue desamortizada a bene– ficio de las tropas de la naciente República, pocos años después, en julio de 1835, en los territorios hispánicos tenía lugar la exclaustración de reli– giosos y la desamortización de sus bienes. Esta dispersión de religiosos, a causa de la exclaustración, ya en su tiempo fue considerada "providen– cial", ya que facilitó el establecimiento de misiones en distintos lugares y continentes. Efectivamente, en 1843 un grupo de capuchinos catalanes ex– claustrados empezó a instalarse, por indicación del Comisario Apostólico Fermín de Alcaraz, en territorios americanos, de manera que, en varios puntos del oriente venezolano ejercieron un fructífero apostolado Valentí de Sant Joan de les Abadesses i Oleguer de Barcelona, quienes, traslada– dos más tarde a Caracas, levantaron un monumental templo dedicado a la Divina Pastora. También en Cantaura, el benemérito Nicolau d'Ódena, es– tuvo encargado de la parroquia por espacio de 52 años. Sin embargo, el principal contingente de capuchinos catalanes, durante la exclaustración, se instaló en Guatemala, donde, en 1852 se les cedía el antiguo convento de betlehemitas en La Antigua, con el P. Esteban de Adoáin al frente de la comunidad, por espacio de muchos años. Muy pronto, el convento de La Antigua se convertiría no solamente en refugio de exclaustración, sino prioritariamente en el noviciado para las vocaciones capuchinas proce– dentes de los territorios hispánicos, principalmente de Cataluña, de las cuales sobresalieron los hermanos Vives: fr. Calassanc;: de Llavaneres (el futuro Cardenal Vives i Tutó, organizador del I Concilio Plenario Latino– Americano) y fr. Joaquim M. de Llavaneres (restaurador de la vida capu– china hispana, y animador de importantes empresas misioneras en Ultra– mar). En un momento de gran vitalidad y crecimiento, durante el año 1872, los capuchinos eran expulsados de Guatemala y tuvieron que aban– donar el convento de La Antigua y el de Santa Tecla (en el Salvador), don– de habían fundado en 1865. La mayoría de los religiosos retomó a Euro– pa; algunos se refugiaron en la Provincia de Tolosa, otros fueron a Arenys de Mar, donde en 1863 el P. Joan-Baptista Pruna había iniciado en su pro– pia casa la primera experiencia de restauración de la vida capuchina; otros 11. L. DUARTE LEVEL, Historia Patria, Tomo I, p. 170.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz