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CAPUCHINOS CATALANES EN TIERRAS DE AMÍ,RICA 233 ejército independentista, lo que revela importancia que tenía la misión de los capuchinos en la Guayana y, sobre todo, el desarrollo que había alcan– zado. Dos testigos presenciales y atentos observadores, externos a la Or– den, nos describen, elogiosamente, la organización económica de las re– ducciones de los capuchinos catalanes. El primer testimonio es el de Eugenio Alvarado, perito de la comisión de límites con el Brasil, quien convivió algunos meses en la misión del Caroní y, en 1755 dejó escritas es– tas observaciones: "Es público y notorio que hasta el año 1726 no pudieron subsistir en la provincia de Guayana, por la suma miseria del pafa', los Pa– dres misioneros capuchinos catalanes, que antes habían venido ... La acti– vidad y providencia que tomaron después los RR.PP ., vencieron el imposi– ble formando un hato de ganado mayor, con el cual, asegurada la vida humana, se decidieron a la conversión de las almas... No tiene duda que la buena dirección de estos sujetos, especialmente del ya difunto Fray Tomás de Santa Eugenia y del actual Prefecto Fray Benito de Moyá, han dado al cielo muchas almas y fertilizado en cierto modo la Provincia de Guaya– na. " 9 Seguidamente nos es grato recordar el impacto que causó nuestra misión al intrépido viajero y padre de la geografía moderna, Alejandro de Humboldt, quien reconoce, con sorpresa, que gracias a la acción de los capuchinos en la Ci-uayana, se ha generado una germinal, pero muy flo– reciente, vida social, que contrasta con el retraso que experimentaban las misiones situadas en la vecina región del Caura. Escribe Humboldt: "Unos capuchinos de Cataluña, unos observantes de Andalucía y de Valen– cia han fundado ya establecimientos en los valles del Caroní y del Caura: era natural que los afluentes del Bajo Orinoco, siendo los más cercanos a la costa y a la región cultivada de Venezuela, fueran los primeros en recibir a los misionero~~ y con ello~~ unos gérmenes de vida social. Ya en 1797, los es– tablecimientos de los capuchinos en el río Caroní encerraban ya unos 16. 000 indios que vivían pacíficamente en pueblos. Pero en el río Caura, no había en aquella época, bajo el régimen de los observantes, según un censo igualmente oficial, sino unos 640 indios. Esta diferencia procede de la vasta extensión y de la d(ferencia de los pastos en las orillas del Caroní, Upatu y del Cuyaní; de la proximidad de las bocas del Orinoco, de la capital de la Guayana, y en fin, del régimen interior, de la actividad industrial y del espí– ritu mercantil de los frailes catalanes. " 10 Finalmente transcribimos unos fragmentos de la Historia Patria de Duarte Level, donde reconoce la fe- 9. EUGENIO DE ALVARADO, Modo religioso y económico de vivir los Padres [Capu– chinos]. Informe conservado en el ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS [AGS], Estado, leg. 7390, fo! 12 ss; editado y publicado por BUENAVENTURA DE CARROCERA, o.e., Doc. 119. 10. ALEJANDRO DE HUMBOLDT, Viaje a las Regiones Equinocciales, Caracas 1942, Tomo IV, p. 412.

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