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66 REFLEJOS.-FR. BASILIO DE PINILLA cía y las otras virtudes es principio y medio de merecer. Inútil es advertir el absurdo a que vendríamos, si por el mero hecho de acep– tarla, se nos diese la recompensa. Es la respuesta de San Agustín a los que impugnaban el efecto del bautismo porque al bautizado no se le quitaban las penalidades de la vida consideradas como efecto del pecado: «la fe sería imposible si, por el mero hecho de creer, los hombres recibiesen una recompensa visible» (28). En este caso se aceptaría el mensaje cristiano por pura conveniencia temporal. Ade– más, resultaría mínima la gloria del Redentor, no siendo la fidelidad y el recogimiento, sino el egoísmo el móvil de nuestra actitud reli– giosa. El mismo San Agustín indica en otra parte que antes del perdón eran castigo del pecado, después, ejercicio y fuente de mérito para el justo. Ultimamente sería el actual plan salvífico quien determina los valores en la nueva Economía. Encontramos todavía un motivo más profundo de justificación: · nuestra SOLIDARIDAD CON CRISTO, que, radicando en la misma Encar– nación, se inicia en el bautismo, por el que se hace individualmente efectiva su obra. En efecto, el fin propio y necesario de este sacra– mento es incorporarnos a la vida de Cristo en ese maravilloso orga– nismo que es su Cuerpo Místico. Partícipes de la vida de Cristo he– mos de asociarnos a su obra y a su condición. Ahora bien, la vida de Cristo en el mundo asume un marcado carácter expiatorio. Soli– darios de su vida, constituídos en miembros de su Cuerpo quedamos asociados a sus actos fundamentales. San Pablo, maestro indiscutible en la exposición del gran miste– rio de la solidaridad cristiana hasta el punto de llegar a denominar– lo «su evangelio» (29), vive esta intimidad de vida y de acción: •ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su Cuerpo que es la Iglesia» (30). En el fondo, siempre el profundo latido del cora– zón de Cristo que continúa en el mundo. 28. -SJI.N AousrIN, «De peccat. merit. et remís.>, 1. 2, c. 35; ML. 44, 181. 29.-SAURAS, E., «El Cuerpo Místico de Cristo», B. A. C., Madrid, 1952, pági– nas 64-70. 30.-Col , 2, 24.

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