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SENTIDO TBOLOGICO DEL TRABAJO 63 nando sin agobio, como un recuerdo lejano de la Providencia de Dios, toda la realidad del mundo. Hagamas al hombre a nuestra imagen y semejanza. Pla– <:enteramente inmortal por rasgo de la divina largueza, que privaba al hombre de un mal fisico nacido de su misma limitación, quedaba sobre el mundo como rey, sacerdote y profeta; como un Mesías .que llenaría las cosas de espíritu, ayudando a Dios en su ma– nifestación en ellas, y prestando a los seres del mundo un nue– vo modo de alabar a Dios... 11.-EL TRABAJO DESPUES DEL PECADO. A) Antes de la Redención. A pesar de las nuevas condiciones de vida que trae el pecado, no hay motivo suficiente para introducir un cambio substancial en la finalidad de nuestro trabajo. El mundo seguía, bajo este aspecto, en idénticas condiciones de perfeciibilidad y el hombre dueño de todas sus antiguas posibilidades de trabajo. Trabajaba antes del pe– cado y tendría que trabajar después. El trabajo no es cdstigo, pues es anterior a la caída; el castigo no hace más que crear un nuevo ambiente de trabajo; lo que antes se reducía a una ocupación pla– centera, será en adelante MEDIO IMPRESCINDIBLE DE SUBSISTENCIA. La sentencia que sanciona el pecado es triple conforme a los tres iilgentes que intervienen en la infidelidad. El castigo de la ser– piente y de la mujer aparecen como algo privado, individual. El cas– tigo del hombre, por el contrario, reviste cierta universalidad. En él queda de alguna manera asociada toda la naturaleza: «la tierra, por tu pecad·o será maldita y te producirá espinas y cardos». Toda la na– turaleza ha sufrido un descenso con la caída del hombre y pide más .que nunca su rehabilitación. La respuesta será el trabajo duro y continuo y plenamente eficaz del hombre rescatado. Examinando, pues, los nuevos elementos que desde la caída se acumulan en nuestro trabajo, tenemos que el pecado, sin desvirtuar el antiguo sentido de cooperación, acentúa grandemente el carácter d-e necesidad vital; «Por haber escuchado a tu mujer, comiendo del

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