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SENTIDO TEOLOGICO DEL TRABAJO 59 .et ces liens corporels qui les rendent réciproquement présentes. Mais, si la matiére et l'esprit sont partout embrassés, nulle part ils ne sont achevés: ils nous sont proposés pour que nous les fassions réussir en les humanisant. Le mond tout entier est un inmense appel; et l'effort humain n'est qu'une réponse, tatonnante et magnifique, a cet appel> (17). Ultimamente está el PRECEPTO DIVINO, que explicita nuestro deber de trabajo. «Yavé Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que lo guardase y lo cultivase,; en el jardín se alude manifiesta– mente a la tierra, y Adán, en este caso como en otros, es el repre– sentante de la humanidad. Igual sentido tienen aquellas otras pala– bras, que resumen el primer mensaje explícito que Dios dirige al hombre: «henchid la tierra y dominadla,. Siguiendo este proceso, encontramos en el trabajo una ley su– perior a la voluntad humana, una necesidad que eleva y ennoblece, pues, todo aquel que trabaja respon<le a las exigencias de su natu– raleza no menos que a la voluntad de Dios. Nuestra misión de tra– bajo en el mundo viene además rubricada por un precepto divino. De aquí que el proceso del mundo no se límite a un proceso jurídico entre el hombre y Dios, y no pueda reducirse el deber del hombre d su sola justificación ante el divino tribunal. b) Actítud.-Nuestro trabajo en el mundo, respuesta al acto creador de Dios, y postulado de nuestra misma naturaleza, lo hemos visto ratificado por un precepto divino. Este es el hecho: el hombre tiene una misión respecto del mundo, y esa misión ha de llenarla con su trabajo. Al cenírarla en concreto, quisiéramos rl?.solver el problema en una actitud mesiánica: El hombre cooperará a la creación, esto es, a la perfección del mundo, motivo fundamen– tal que hemos señalado a nuestro trabajo, al encamar en sí la idea mesiánica en su triple carácter, real, sacerdotal 1J profé– tico; el hombre, sobre todo con su trabajo, está llamado a ser REY, SACERDOTE lJ PROFETA del mundo. REY. El dominio es el título que responde a la dignidad real y que se resuelve en una superioridad más o menos absoluta. Un tri- 17.-MouRoux, J., «Sens Chrétien de l'hoMme», París, 1948, p. 12.

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